Intestino:-  Nuestras tripas están llenas de vida. Compitiendo por espacio y comida dentro de nuestro tracto gastrointestinal hay alrededor de 100 billones de bacterias, virus, hongos y otros organismos unicelulares como arqueas y protozoos.

Sus funciones varían desde ayudar a fermentar la fibra dietética de nuestra comida hasta sintetizar vitaminas y regular nuestro metabolismo de las grasas.

También ayudan a protegernos de invasores no deseados, interactuando con nuestro sistema inmunológico e influyendo en el grado de inflamación que sufren nuestros intestinos u otras partes de nuestro cuerpo.

Se ha observado una menor diversidad de estos residentes intestinales en pacientes que padecen obesidad, enfermedades cardiometabólicas y enfermedades autoinmunes.

Ciertas enfermedades se han asociado con demasiadas o muy pocas especies particulares de bacterias en nuestro intestino.

Tener niveles bajos de una de las bacterias más abundantes en los intestinos de los adultos sanos, llamada Faecalibacterium prausnitzii, se ha asociado con enfermedades inflamatorias.

Numerosos factores, incluidos nuestros genes, los tipos de medicamentos que tomamos, el estrés al que nos enfrentamos, si fumamos y lo que comemos, pueden interactuar para alterar el equilibrio de los microorganismos en nuestro intestino.

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La composición de esta comunidad interna, conocida como microbiota, es muy dinámica.

Pero así como simples elecciones de estilo de vida pueden alterar nuestros microbios intestinales, también podemos tomar decisiones que los ayuden a prosperar de una manera más saludable.

Llevar una dieta diversa que contenga más de 30 alimentos vegetales diferentes por semana puede ayudar. Una buena noche de sueño y niveles más bajos de estrés también pueden ser beneficiosos.

Sorprendentemente, pasar tiempo en la naturaleza también podría tener un efecto positivo.

Sin embargo, quizás sea aún más sorprendente que el ejercicio también pueda influir en nuestras bacterias intestinales.

Microbios «en forma»

Todos sabemos cuán beneficioso es el ejercicio para nuestra salud física y mental, pero ¿podría un trote después del trabajo ser justo lo que necesitamos para mantener nuestros microbios intestinales en forma?

«El ejercicio parece estar afectando a nuestros microbios intestinales, al aumentar las comunidades bacterianas que producen ácidos grasos de cadena corta», dice Jeffrey Woods, profesor de kinesiología y salud comunitaria en la Universidad de Illinois, quien estudia los efectos de ejercicio en el cuerpo humano.

«Los ácidos grasos de cadena corta son un tipo de ácidos grasos producidos principalmente por microbios y se ha demostrado que modifican nuestro metabolismo, inmunidad y otros procesos fisiológicos», agrega Jacob Allen, profesor asistente de fisiología del ejercicio en la Universidad de Illionis que trabaja junto a Woods.

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