En medio del caos, el desorden, consumo de drogas y de alcohol fueron sepultados ayer los restos del cantante urbano Monkey Blank, quien fue asesinado en Barcelona el 30 de abril.

Este fue el ambiente que reino a todo lo largo de la Avenida Mella hasta llegar al cementerio Cristo Salvador, donde hubo un tiroteo entre policía y seguidores del cantante, quienes presionaron para entrar al camposanto con la música estridente.

Es que fueron cientos los que acompañaron a Monky en el trayecto. La mayoría lo hizo a pie, creando un caos en el tránsito.

Ocuparon los carriles de ida y vuelta, mientras la policía anduvo todo el tiempo entre ellos, pero en ningún momento agilizó el transito.

Las gente se apostó a todo lo largo de la Via para ver pasar el entierro del cantante urbano, muchos grababan con celulares, tablet y trataban de tomarse foto en medio del tumulto.

Allí no hubo lagrimas, pero si mucha cerveza, whisky, y decenas de carros con la música de Monkey, quien fue velado en la funeraria Blandino de la Sabana Larga, y luego trasladado al Club de Los Minas, a donde llegaron cientos de seguidores de su música.

Sus padres dicen que la muerte fue producto de un acto racial, mientras la madre deja en manos de Dios la justicia.

Los restos descendieron a su última morada en medio del mismo caos que primó durante el trayecto al camposanto

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