En una semana clave en el debate del Congreso estadounidense para autorizar una intervención militar contra Siria, el presidente de este país, Bashar al Assad, dio un reportaje dirigido a la sociedad norteamericana en el que sostuvo que no ordenó el ataque químico en el que hace 20 días murieron cerca de 1.500 personas en las afueras de Damasco.
 
“No fui yo”, dijo el mandatario en la entrevista a la cadena CBS, que se difundirá recién esta noche. De esta manera se adelantó a su colega Barack Obama, que realizará hoy encuentros con periodistas de seis cadenas televisivas distintas para hablar de la posibilidad de un ataque y la situación en Siria.
 
“No hay evidencia de que haya utilizado armas químicas contra mi propio pueblo. Y si la administración Obama tiene evidencia, debería mostrarla y defender esa postura”, afirmó Assad en esa entrevista concedida en Damasco al periodista Charlie Rose, en la que aseguró que su país está preparado ante un posible ataque y que habrá “represalias” si es atacado.
 
“El presidente sirio quería darle un mensaje al pueblo estadounidense de que no fue una buena experiencia involucrarse en guerras en Oriente Medio”, analizó Rose.
 
Las declaraciones de Assad se conocen en la víspera de una nueva semana de debates y audiencias dentro del Congreso estadounidense, en la que el Senado podría dar media sanción a una moción para autorizar el ataque contra Damasco. En esta lógica se entienden los minutos entregados a la prensa por los dos mandatarios y, en especial, le concesión del reportaje de Assad a un canal estadounidense por primera vez tras la crisis.
 
El jefe de gabinete de la Casa Blanca, Denis McDonough, también metido de lleno en un maratón televisivo, decidió replicar primero a Assad: “No nos sorprende que a lguien que mató con gas a miles de personas, incluidos cientos de niños, mienta ”.
 
“Assad está mirando de cerca lo que sucede en Washington, es importante mandarle un mensaje claro”, sostuvo McDonough, insistiendo en que una acción limitada es menos riesgosa que no hacer nada. Y, sobre todo, asegurando a los estadounidenses de que “hay que tener mucho cuidado, ser precisos en las intervenciones y en la participación” para no verse “arrastrados a una guerra civil”. “ Esto no es Afganistán ni Irak”, sostuvo.
 
También ayer se conoció la publicación del dominical alemán Bild am Sonntag en el que se asegura que “comandantes del ejército sirio piden hace unos cuatro meses al palacio presidencial autorización para usar armas químicas”. Las conversaciones fueron interceptadas por el barco alemán “Oker” que navega en la costa siria.
 
La Cámara de Representantes vuelve hoy al trabajo tras el receso estival. Se prevé que vote sobre Siria en la semana del 16 de septiembre. El Senado, en cambio, votará el miércoles 11, en un nuevo aniversario del atentado a las Torres.
 
El Pentágono, en tanto, sigue limando los planes de una posible intervención: sería un ataque de tres días, con misiles para objetivos identificados.
 
La estrategia de la Casa Blanca para convencer a su Congreso sedesarrolla en dos direcciones, el frente interno, que se dirime en el Capitolio y entre la opinión pública, y el externo, para contrarrestar a Rusia y China, que se niegan a aprobar el ataque. Esa es la razón por la cual el secretario de Estado John Kerry se reunió ayer en París con la Liga Arabe.
 
La diplomacia estadounidense ya había sufrido dos golpes importantes en los últimos días, al no sumar el apoyo de todos los miembros del G20, en San Petersburgo, ni de la mayoría de los cancilleres de la Unión Europea (UE), en Lituania. A pesar de esto, Kerry se mostró optimista y adelantó que “algunos países (de la Liga Arabe) firmaron de inmediato el acuerdo del G20”.
 
El llamado “acuerdo del G20” fue en realidad sólo firmado por diez de los 20 miembros: Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Australia, Canadá, Corea del Sur, Japón, Italia, Turquía, Arabia Saudita y España como invitado.
 
Argentina fue uno de los países que no adhirió a la posición de Washington.
 
La canciller alemana Angela Merkel, una férrea detractora de cualquier intervención armada en Siria, criticó a los países de la UE que firmaron el acuerdo, sin consultar con sus socios europeos.
 
De los cuatro firmantes europeos, Francia es el único país que tiene vía libre y está dispuesto a participar de un ataque liderado por Washington y sin la autorización de la ONU. El canciller francés Laurent Fabius adelantó ayer que el presidente François Hollande recién tomará su decisión en “unos diez días”, aunque aclaró que si Obama “decidiera no intervenir en Siria, Francia no intervendría sola”, informó.
 
Clarín. 
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