Se cumplió la ley no escrita en Panamá desde el fin de la dictadura de Manuel Noriega: ningún partido oficialista pudo ganar la elección presidencial, pese a la buena imagen con que los presidentes han abandonado el poder. Ayer, esa tradición la continuó el candidato opositor, Juan Carlos Varela, del Partido Panameñista (PP), al lograr el 39,2% de los votos y dejando en segundo lugar al aspirante del gobierno, José Domingo Arias, y a Juan Carlos Navarro, del Partido Revolucionario Democrático. Anoche, el Tribunal Electoral lo declaró oficialmente el triunfador de la elección. Varela le sacó a sus competidores entre 8 y doce puntos de diferencia, pese a que las encuestas hablaban de márgenes más estrechos.

Varela tiene 51 años y está casado con la periodista Lorena Castillo, con la que tiene tres hijos y quien es la verdadera cara simpática de un hombre que no tiene carisma. Otra curiosidad de esta elección, que se transformó en un plebiscito sobre la gestión de Ricardo Martinelli, es que el ganador no es otro que el vicepresidente del actual jefe de Estado, con el que rompió su alianza en 2012, acusando al gobierno de “corrupto”.

Pero no dejó el cargo.

Varela parece haberse beneficiado por el crecimiento del país en los últimos cinco años y por las obras de la administración Martinelli. Y también, de las críticas que lanzó al estilo “patoteril” del presidente y su intento de perpetuarse en el poder a través de su esposa, Marta Linares, candidata a vicepresidente de Arias, el derrotado aspirante oficialista. Su campaña, además, se basó en la deuda social del “modelo”, en un país con casi el 30% de sus 3,7 millones de habitantes bajo la línea de la pobreza.

Líder del Partido Panameñista (PP), Varela llegó a la vicepresidencia en julio de 2009 de la mano de Martinelli, con la Alianza por el Cambio, que con la promesa de poner “los intereses del país primero sobre los intereses personales o partidarios” logró el 60% de los votos. Para eso renunció a la aspiración presidencial de cara a los comicios de mayo de ese año por el PP. Pero la coalición del gobernante partido Cambio Democrático (CD) y del PP se rompió en 2011 en medio de acusaciones de corrupción gubernamental, lo que provocó una crisis en el gabinete con la renuncia de los aliados de Varela, varios de ellos figuras claves del Ejecutivo de Martinelli.

Varela, que ayer antes de votar participó de una misa con su familia, fue –además de vicepresidente– canciller hasta agosto de 2011, cuando ya era evidente la pelea con Martinelli, quien lo echó diciendo, literalmente, “que no hacía nada”.

Como todos los políticos destacados de este país, Varela no llega a la política para enriquecerse, porque ya lo son (aquí dicen con malicia que, en verdad, quieren enriquecerse aún más). El electo presidente es un destacado empresario panameño: desde 1985 fue director de la empresa productora de licores Varela Hermanos, de la que también fue vicepresidente ejecutivo hasta enero de 2008, y fue accionista de las emisoras Radio Mix, La Típica y Blast, todas con mucho ráting.

Licenciado en Ingeniería Industrial por el Instituto Tecnológico de Georgia en EE.UU., Varela se sumó a las filas del PP influido por la tradición familiar y por las giras organizadas por el Movimiento Panameñista en 1977, con la apertura democrática que se dio para la firma de los Tratados Torrijos–Carter, por los cuales se logró, el 31 de diciembre de 1999, la transferencia de la soberanía del Canal de Estados Unidos a Panamá. Sus familiares fueron diputados, ministros, asesores y acompañantes de Arnulfo Arias, tres veces elegido presidente y otras tantas derrocado por los militares, primero en la década d ellos 40 y luego a finales de los 60. En enero de 2013 se postuló como candidato para las presidenciales de ayer y dos meses después ganó las primarias de su partido, con el 99 % de los votos.

Fuente: Clarín

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