El fiscal argentino Alberto Nisman apareció la noche del domingo muerto en su casa del barrio de Puerto Madero, en Buenos Aires, confirmaron las autoridades.
«Estamos investigando la causa de la muerte. La necropsia lo va a determinar. Encontramos un arma», dijo la fiscal de la causa Viviana Beatriz Fein, en el lugar de los hechos.
El fiscal estuvo a cargo durante los últimos 10 años de la investigación del atentado de 1994 contra la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), un centro de la colectividad judía en Buenos Aires.
«Argentina se encuentra en estado de shock por la muerte del fiscal», explica el corresponsal de BBC Mundo en el país sudamericano, Ignacio de los Reyes.
«No sólo por tratarse de una de las figuras más reconocidas de la nación, sobre todo porque estaba previsto que en cuestión de horas Nisman apareciera en el Congreso para explicar una dura acusación contra la presidenta, Cristina Fernández, y su gobierno», añadió nuestro corresponsal.
«Encubrimiento agravado»
Nisman acusó a la presidenta Cristina Fernández y al canciller Héctor Timerman de alcanzar un acuerdo con Irán en febrero de 2003 para proteger a los responsables.
Denunció a la mandataria por los delitos de «encubrimiento agravado, incumplimiento de deber de funcionario publico y estorbo del acto funcional» y pidió embargar sus bienes.
Según un comunicado emitido por el fiscal, la denuncia fue presentada tras reunir evidencias mediante intervenciones telefónicas sobre las maniobras del Gobierno argentino para «borrar a Irán del caso AMIA» a cambio de acuerdos comerciales con Teherán.
El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, calificó como «ridícula» la denuncia de Nisman y aseguró que «no tiene asidero». Además mencionó supuestos vínculos que unen al fiscal Nisman con ex funcionarios de la Secretaría de Inteligencia.
«Sin duda, la noticia de la muerte de Nisman en un día clave para la investigación del atentado alimentará la tensión entre el gobierno y la oposición», dijo De los Reyes.
«Y de seguro generará nerviosismo entre los familiares de las víctimas del peor atentado en la historia del país, que 20 años después sigue sin resolverse».
El atentado de la AMIA
El 18 de julio de 1994 a las 9:53 minutos de la mañana unos 300 kilos de explosivos estallaron frente al edificio de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) ubicada en el centro de Buenos Aires.
En ese hecho murieron 85 personas y otras 300 resultaron heridas.
Las distintas investigaciones realizadas por la Justicia argentina con ayuda de organismos internacionales lograron determinar que existía una relación con funcionarios iraníes -que tendrían vínculos con el grupo libanés Hezbolá y que actualmente tienen cargos en el gobierno- y que éstos serían los responsables intelectuales del atentado.
En 2007 la Interpol emitió una circular roja para la captura de los ciudadanos iraníes implicados.
Ese mismo año, el presidente Néstor Kirchner había denunciado al gobierno de Irán ante la plenaria de Naciones Unidas por la falta de cooperación para llevar ante la Justicia a los relacionados en el caso. La petición la había repetido la actual mandataria, Cristina Fernández de Kirchner.
En ambas ocasiones, representantes iraníes habían negado la acusación y a colaborar con la justicia argentina.
La Comisión de la Verdad
Sin embargo, en febrero de 2013 la presidenta de Argentina y el de Irán firmaron un acuerdo que se denominó «Memorando de entendimiento» en el que se creaba una Comisión de la Verdad para esclarecer los hechos ocurridos en 1994.
La firma de este documento no fue bien recibida por la comunidad judía ni por los miembros de la oposición al gobierno, quienes lo calificaron como una forma de exonerar a los acusados iraníes de su responsabilidad.
El acuerdo fracasó no tanto por la presión política sino por la falta de interés del gobierno iraní, que no lo aprobó en su parlamento porque nunca fue llevado por el presidente Mahmoud Ahmadinejad.
El pasado miércoles el fiscal Nisman, quien había estado al frente de la investigación por más de 10 años, fue más allá: denunció que el acuerdo se había firmado para «fabricar la inocencia» de los iraníes y facilitar un intercambio comercial de granos y carne por energía entre ambos países.
BBC Mundo