Dejar hijos, padre y madre ha sido la parte más dolorosa para los cientos de venezolanos que han salido de su país huyendo de la situación económica y política. Es común verlos en esquinas, aceras y semáforos.
Lo peor es el desarraigo. Tuvieron que dejar lo que construyeron en Venezuela para salir a otro país en busca de lo incierto.
Trabajan ahora en la venta de arepas y pizza en las inmediaciones de la UASD.
Cada uno tiene su historia. Yenny es odontología. Dejó en Venezuela un hijo de 6 años y un padre con cáncer. Trabajaba en Barrio Adentro, uno de los programas del gobierno, pero el sueldo lo daba ni siquiera para comer.
Les limita en el país el hecho de no tener papeles para acceder a trabajos acordes con su preparación.

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