Las cenizas del líder histórico de la Revolución cubana fueron enterradas en el cementerio Santa Ifigenia de Santiago
Cuba – Los restos del expresidente de Cuba, Fidel Castro Ruz, fueron enterrados este domingo en una ceremonia privada, acto que ha puesto fin a una era en la política cubana, latinoamericana y mundial, que ve partir a una de las figuras más polémicas del último medio siglo.

A las 7:10 de la mañana sonaron 21 cañonazos en el cementerio de Santa Ifigenia, recinto que fue declarado Monumento Nacional el 19 de mayo de 1979 y en el cual se encuentran también las tumbas de los patriotas José Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Mariana Grajales, madre de los hermanos Maceo; y del joven revolucionario Frank País.

El acto fue completamente cerrado a la prensa e, incluso, a la Televisión Nacional, que por primer a vez no transmitió en vivo el recorrido de las cenizas de Castro Ruz a su última morada. Se desconocen detalles y se prevé que el funeral será pasado en diferido por la televisión en algún momento de hoy.

“Como informara el General de Ejército Raúl Castro, en el acto masivo de ayer en Santiago de Cuba, las cenizas de Fidel están siendo depositadas en una sencilla ceremonia en el cementerio de Santa Ifigenia, muy cerca del mausoleo del Héroe Nacional José Martí, de sus compañeros de lucha en el Moncada, el Granma, el Ejército Rebelde, la clandestinidad y las misiones internacionalistas”, publicó a las 7:05 a.m. el periódico Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), en la única información que se emitió en el momento del acto.

Los restos de Castro Ruz abandonaron la Plaza de la Revolución Antonio Maceo, donde pernoctaron acompañados de una vigilia popular, a las 6:39 de la mañana en ruta hacia el campo santo.

Una vez más, miles de personas se apostaron en la ruta de la comitiva fúnebre. En esta ocasión, el ruidoso pueblo santiaguero guardó silencio sepulcral y sólo una mujer lo quebró con sonoro gritos de “¡Te quiero Fidel, te quiero Fidel!”.

El llanto también fue la orden del día entre varias personas, que todavía no podían creer que su histórico dirigente haya partido.

“Qué doloroso. Yo crecí con la Revolución. A mí Fidel me dio todos y a mis hijos también. Educación, salud, casa, trabajo, no puedo creer todavía que haya muerto. Seguiremos su legado, nosotros, los más viejos, y las nuevas generaciones también, no podemos traicionarlo”, dijo ahogada en llanto Asela Matamorros, parada en la puerta de entrada de su casa viendo pasar la comitiva fúnebre.

Fidel Castro Ruz murió a los 90 años el pasado viernes, 25 de noviembre, a las 10:29 p.m. y su cuerpo fue cremado.

El largo camino de sus cenizas acabó ayer tras nueve días de duelo y un viaje de cuatro días entre La Habana y Santiago, el cual recreó en sentido inverso la “Caravana de la Libertad”, realizada por los guerrilleros del Movimiento 26 de julio tras el triunfo de su Revolución en enero de 1959.

Castro Ruz fue sepultado en Santiago porque aquí es la cuna de la Revolución cubana, ya quefue donde se inició el movimiento revolucionario con el fallido golpe al Cuartel Moncada el 26 de julio de 1953. Esa fecha dio pie al nombre del grupo guerrillero dirigido por Fidel que eventualmente acabó con el gobierno de Fulgencio Batista.

El expresidente cubano se convirtió en una de las figuras más influyentes y polémicas de la segunda mitad del siglo 20, al apoyar movimientos de izquierda en África, Asia y América Latina, y desafiar directamente el poder de Estados Unidos, país que todavía mantiene un embargo o bloqueo económico contra Cuba.

Su muerte deja un vacío en el tope del liderazgo de la izquierda latinoamericana, que atraviesa una seria crisis política y batalla con el avance de la derecha.

En ese sentido, su partida inicia una nueva era, la del icono o el mito, por lo que queda ver cuánta influencia generará su aura desde la oscuridad del fallecimiento.

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