La práctica de la profanación de tumbas en el cementerio de la Avenida Máximo Gómez no es nueva, pero es constante.

Los familiares aseguran que tienen que gastar miles de pesos volviendo a asegurar las tumbas que la mayoría de veces son profanadas nuevamente.

Se llevan las verjas, las ventanas, los velones o les abren hoyos a los nichos en busca de objetos de valor.

Otra queja se manifiesta con los terrenos que han adquirido familias y los van vendiendo a otras personas sin consentimiento del propietario.

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