Presos de la Victoria piden a la sociedad que no los discriminen por estar confinados a una prisión.

Junior Reyes es un joven con esperanzas y sueños como cualquiera, admite que cometió un error que lo ha privado de libertad en los últimos 7 años.

Todo ese tiempo lo ha aprovechado para realizar más de 10 cursos técnicos. Cada semana recibe la visita de su esposa Jazmin de 32 años con quien espera en los próximos meses retomar su vida tronchada por una condena de 10 años por robo.

Aunque Junior no es bachiller espera que los más de 25 diplomas obtenidos por cursos de informática, ebanistería, tapicería y otros le ayuden a conseguir un empleo con el que pueda mantener a su esposa y dos hijos de ésta.

Desde el año 1979 la Penitenciaria de la Victoria tiene talleres de capacitación en oficios muy variados.

Como Junior hay decenas de jóvenes y adultos privados de libertad que voluntariamente fungen como profesores de las aéreas técnicas.

Pese a que los 8200 internos tienen la misma oportunidad de capacitarse, muchos prefieren no hacerlo.

Como parte de un plan de capacitación, la Procuraduría General de la República y la Dirección General de Prisiones impartieron una charla de motivación y superación personal a un grupo de internos que servirán de multiplicadores a los demás reclusos.

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