Enviar a un niño a la escuela para la temporada que inicia el 20 de agosto, representa un reajuste del presupuesto para las familias que no disponen de recursos para comprar útiles y uniformes. A esto se suma el hecho de que los padres tendrán que comprar el uniforme descontinuado por el ministerio ó enviar a sus hijos con el viejo, porque los nuevos uniformes no han sido entregados por el ministerio de Educación.
La mayor preocupación de los padres en el caso de los uniformes para los estudiantes del sector público es que contaban con ese problema resuelto, y ahora no saben qué hacer.
En el caso de las tiendas se prepararon para ofrecer a los padres todo lo necesario para que sus hijos entren a las escuelas, pero el retraso en la confesión de los uniformes por región fractura su plan de ventas.
En el caso de los precios los padres coinciden en que la compra de escolares les hace un hoyo en el bolsillo, y los se endeudan por el resto del año.
Es el caso de Cris Arias. Tiene dos niños, la más pequeña de tres años, la lista para enviarla por primera vez al colegio sobrepasa los 5 mil pesos.
La misma historia se repite entre padres t madres que junto a sus hijos buscan en las tiendas los libros y útiles para iniciar el año escolar
