La tranquilidad se sintió la tarde de este jueves en el Gran Santo Domingo, donde la mayoría de los negocios cerraron sus puertas y el flujo vehicular se redujo en más de un ochenta por ciento.
En un recorrido desde el expreso Quinto Centenario hasta la avenida Padre Castellanos pudimos ver que los repuestos, negocios de comida, pequeñas tiendas estuvieron cerrados.
Tampoco se vieron buhoneros ni venduteros en las aceras.
Es que la gente acogió el llamado de los organismos de socorro, y muy pocos salieron, como el caso de Santo Domingo quien salió en busca de recursos para pasar estos días lluviosos.
Otros salieron a realizar diligencias impostergables, aprovechando el día libre.
Mientras María de la Cruz, una mujer enferma de cáncer, quien vive de pedir limosna en la esquina de la San Vicente con Carretera Mella dice que no importa ciclón, que de todos modos sale a la calle, porque vive de lo que le dan.

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