La expulsión de ocho estudiantes de la UASD provocó la embestida a la rectoría con tiros y piedras, mientras los miembros del consejo universitario y periodistas quedaron secuestrados por espacio de una hora.
Fueron simplemente momentos de tensión los que se vivieron. Cinco miembros de la seguridad de la rectoría resultaron heridos.
No pudieron repeler la embestida de los estudiantes, que quemaron vehículos, pincharon gomas, cristales y destruyeron otros en represalia por su expulsión.
Fue necesario llamar a la policía para sacar a las autoridades y periodistas que se mantenía en la rectoría.
Mientras el campus universitario era ocupado por las fuerzas especiales y cascos negros, acción nunca antes vista en la UASD.
Los estudiantes se atrincheraron en el local de la Federación de Estudiantes y luego acompañados del padre Rogelio Cruz marcharon por el campus. Esto no impidió que los apresaran y los llevaran a la Unidad de Inteligencia.
Entrada la noche un contingente policial permanecía frente a la rectoría, justo al lado de las pertenencias de los estudiantes que fueron destruidas desde que la seguridad del campus logro tomar el control junto a la policía.
