En el barrio La Esperanza, muy cerca del Jardín Botánico la gente se queja, porque las calles están inservibles, y su arreglo solo se ha quedado en promesas.
En un barrio de pocas cuadras. Para entrar hay que hacerlo con cuidado porque las calles son muy empinadas.
Allí falta de todo, pero su principal demanda es que las autoridades cumplan con la promesa de arreglarles las calles.
El agua corre por el medio y por los lados de las estrechas vías. La gente se la ingenia para caminar por ellas sin entrar en los charcos.
Aunque unos se quejan, otros le dan un voto de confianza a las autoridades, y tienen la esperanza de que junto con el cambio de postes de luz y la recolección de aguas residuales venga el arreglo de las calles.