El día de los difuntos encuentra al cementerio San Vicente de Paul de Los Minas con un deterioro progresivo e inseguro para quienes tienen a sus muertos enterrados en el lugar.
Aunque la fachada dice todo lo contrario.
La pared fue levantada, pintada y hasta el nombre está recién instalado.
Pero cuando se entra al lugar el panorama cambia. Lo primero que se divisan son los montones de basura en las tumbas que han sido profanadas.
Por ser el dos de noviembre día de los muertos, en el camposanto se encuentran personas por todos lados, pero no ocurre lo mismo otros días normales. Los piperos y atracadores tienen en el lugar como el espacio favorito para encontrar a sus presas.
Otra queja es que no hay la seguridad de que cuando un doliente vaya a visitar la tumba de su muerto encuentre sus restos. La falta de seguridad no funciona.
Solo por ser día de los muertos enviaron vigilancia policial al lugar, mientras se ven a quienes limpian por paga tratando de convencer a sus clientes.
Llamó la atención la destreza de Michael Nolasco, un niño de 11 años que se gana unos chelitos limpiando y pintando tumbas.
Dijo que con los doscientos pesos que ganó compraría un poloshirt y un pantalón de veinticinco pesos en una paca, para ir a un cumpleaños el domingo.

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