SECACO, Burkina Faso (AP) — Durante meses, traficantes de personas golpearon y drogaron a Blessing, una mujer de 27 años que trasladaban de un campamento minero a otro, donde cada noche la obligaban a acostarse con decenas de personas por menos de 2 dólares por cliente.

La mujer que la convenció de ir a trabajar en un salón de belleza en Burkina Faso la amenazó con matarla si intentaba escaparse.

“Nadie viene a rescatarte”, declaró Blessing mientras se secaba las lágrimas durante una reciente entrevista.

En diciembre del 2019, cuando la madam que la tenía sometida no estaba allí, Blessing finalmente se animó y se escapó. Con la ayuda de gente del lugar, ella y otras seis mujeres se fueron del campamento y llegaron a un centro de tránsito de migrantes de las Naciones Unidas en Ouagadougou, la capital.

La experiencia de Blessing en campamentos mineros no es única.

En el marco de una investigación de meses del tráfico sexual y las minas de oro, la Associated Press habló con una veintena de mujeres nigerianas que dijeron haber ido a Burkina Faso engañadas, con promesas falsas, y obligadas a prostituirse. Algunas, como Blessing, que hablaron a condición de no ser identificadas por temor a sufrir represalias, dijeron que conocían cientos de mujeres con historias similares. Para protegerlas, la AP las identifica solo por el nombre que usaron en su trabajo.

La AP corroboró sus historias a través de entrevistas con personal de organismos de ayuda, abogados, la policía, activistas que luchan contra el tráfico humano, personal médico, un traficante y miembros de la comunidad nigeriana de varias ciudades de Burkina Faso.

Personas conocedoras de este negocio dicen que las mujeres provienen mayormente del estado nigeriano de Edo, a las que se les ofrecen empleo en negocios o salones de belleza con ingresos que les permitirían mantener a sus familias. Una vez allí, las hacen prostituirse para pagar deudas y las alojan en condiciones sórdidas o cerca de pequeñas minas de oro.

Las fuerzas de seguridad de Burkina Faso enfrentan una violenta insurgencia yihadista, están mal entrenadas y equipadas, y no están en condiciones de combatir la amplia red de reclutadores, traficantes y proxenetas.

Como consecuencia de esto, el país no solo recibe mujeres obligadas a prostituirse aquí sino que es un punto de tránsito, por el que pasan mujeres a ser enviadas a otros países, según el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Un individuo detenido cuando trataba de llevar tres mujeres a la vecina Mali declaró a la AP que no se consideraba un traficante humano porque las mujeres sabían que trabajarían como prostitutas.

“No me siento bien porque no es un buen trabajo. Pero es una decisión voluntaria”, afirmó el hombre, de 48 años y vendedor de repuestos de automóviles de Nigeria, quien habló a condición de permanecer anónimo por temor a represalias.

Share.

Leave A Reply

Exit mobile version