José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda estuvieron casi 40 días escondiéndose de la justicia.
Y en ese período pasaron de ser la todopoderosa «pareja imperial» de Iguala, capaz -según las autoridades- de ordenar el asesinato de seis personas y la desaparición de 43 más, a convertirse en parias, en los prófugos más buscados de México.
La huida terminó la madrugada de este martes en una humilde residencia alquilada de la delegación de Iztapalapa, en el Distrito Federal.
En una declaración dada a la prensa casi doce horas después de que se anunciara la detención, el Procurador General, Jesús Murillo Karam, indicó que el arresto -en el que participaron 20 agentes de élite de la Policía Federal- se logró gracias al seguimiento que se hizo a a varios domicilios relacionados con la pareja en Guerrero, Monterrey y Ciudad de México.
Finalmente la atención se concentró en la casa de la delegación Iztapalapa, ya que, aunque aparentemente estaba abandonada, a ella ingresaba de tanto en tanto una mujer, Noemí Berumen Rodríguez, quien fue detenida por encubrimiento.
Se les detuvo en un modestísimo lugar para una pareja que, según los medios mexicanos, tenía al menos 17 propiedades en Iguala, entre ellas varias joyerías y un centro comercial.

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