La cara seria del vicepresidente Nicolás Maduro adelantaba anoche que lo que tenía que decir no le era muy grato.
 
“Fuimos informados de nuevas complicaciones surgidas como consecuencia de la situación respiratoria ya conocida”, comenzó con tono monocorde y pausado, sin levantar la vista del comunicado que tenía en las manos. Era la primera vez desde el 11 de diciembre, cuando Hugo Chávez fue operado de nuevo, que las novedades que iban difundir no eran buenas.
 
Rodeado por una de las hijas del comandante, Rosa Virginia, su esposo Jorge Arreaza y la procuradora general, Cilia Flores, Maduro siguió la lectura del informe como un trámite que debía terminar a la brevedad. “A 19 días de la operación, el estado de salud continúa siendo delicado, en un proceso no exento de riesgo. Confiamos en que la avalancha de amor junto a su voluntad de vida y su fortaleza física le ayudarán a nuestro presidente a librar esta nueva batalla”, dijo Maduro sin intentar disimular lo que estaba comunicando.
 
“Hace unos minutos nos reunimos con él y él mismo se refirió a estas complicaciones”, agregó. Sin dar más información que la que podía leer, Maduro siguió en directo para la radio y la televisión de su país: “Vamos a quedarnos en las próximas horas en La Habana para seguir su evolución”.
 
“Tuvimos la oportunidad de darle un parte de la situación nacional, de las asunciones de los gobernadores”, se alejó de los partes médicos para entrar en el discurso más amable: “El comandante Chávez quiso que le enviemos un abrazo a nuestro pueblo, muy especialmente a los niños y niñas de Venezuela”.
 
Hasta ahora la información oficial sostenía que Chávez caminaba por su cuarto, que hablaba por teléfono, daba “órdenes de trabajo” y supuestamente su recuperación marchaba mejor de lo esperado. Pero la imposibilidad de verlo en imágenes y que pocos hubieran podido tener contacto con él generaba una vez más suspicacias sobre su estado de salud.
 
En los últimos días, las versiones de una reunión llamada de urgencia por el deterioro tras la intervención había cobrado fuerza. En este marco, el repentino viaje de Maduro a Cuba inquietaba aún más.
 
Unos mensajes de Twitter del siempre bien informado periodista Nelson Bocaranda ponían en alerta durante la tarde de ayer sobre el encuentro entre Maduro y Chávez en el hospital donde está internado el líder bolivariano. Decían que el presidente no estaba entubado como hacía unos días y que habían podido hablar. En otro mensaje, Bocaranda había deslizado un curioso plan del oficialismo venezolano de hacer asumir a Chávez en la embajada en La Habana . Ahora, a la luz de los nuevos anuncios, esas versiones resultan un tanto lejanas.
 
Chávez, de 58 años y en el poder desde 1999, fue reelegido en octubre para gobernar otros seis años, pero tuvo que ser intervenido a raíz de la reaparición de células cancerígenas. Antes de viajar a La Habana el mandatario nombró a Maduro como su sucesor en el supuesto caso de que su situación le impida tomar el mando.
 
Debería asumir el 10 de enero un nuevo mandato para el período 2013-2019, después de lograr su tercera reelección consecutiva en las elecciones del 7 de octubre, aunque su estado de salud abrió un debate sobre el mecanismo constitucional que se debe aplicar en caso de que no pueda hacerlo.
 
La Constitución venezolana determina que si el presidente elegido no puede asumir el cargo en la fecha fijada, el presidente de la Asamblea Nacional –actualmente Diosdado Cabello–, debe ejercer la jefatura de Estado y convocar a nuevas elecciones. Ante la escasa información sobre la evolución de Chávez y la dilación del tema por parte del oficialismo, se incrementó la polémica en el país caribeño.
 
“El 10 de enero no decreta la falta absoluta del presidente, que es lo que quieren ellos (la oposición); por eso el pueblo tiene que estar unido alrededor del comandante”, dijo Cabello e instó al pueblo a “acompañar la decisión” del mandatario de dejar la conducción del país en manos de Maduro, en caso de que Chávez no pueda volver.
 
Esta semana, la alianza opositora venezolana Mesa de Unidad Democrática (MUD) exigió datos concretos sobre la salud de Chávez y acusó al gobierno de pretender ocultar que hay una ausencia temporal del presidente. Señaló que Maduro, como encargado del gobierno, debería mostrar mayor responsabilidad hacia Venezuela, pero en su lugar “lo que comunica es mucha inseguridad”.
 
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