La Justicia española encamina a juicio por un delito de agresión sexual con acceso carnal al futbolista brasileño Dani Alves, en prisión preventiva desde hace más de medio año por su presunta violación a una joven el pasado 30 de diciembre en una conocida discoteca de Barcelona (noreste de España).

La magistrada del Juzgado de Instrucción número 15 de Barcelona dio por cerrada la investigación del caso, consideró que hay suficientes indicios en contra del exfutbolista del F.C. Barcelona y lo citó para el miércoles 2 de agosto, cuando le hará la notificación formal del procesamiento, paso previo al juicio, según avanzaron varios medios españoles con acceso al auto.

Lo que sigue

El próximo miércoles, Alves tendrá la oportunidad de realizar otra declaración, que sería la tercera desde su detención.

A partir de ahí, la Fiscalía presentará el escrito de petición de pena, que podría ser de 8 a 10 años de cárcel. La defensa de Alves debe entregar también su oficio. Luego, si no hay nada imprevisto, habrá que buscar fecha en la Audiencia de Barcelona para celebrar el juicio, cosa que se espera a finales de año o principios de 2024.

En su decisión, la jueza ratificó la prisión provisional de Alves, que en el momento de su detención militaba en el mexicano Club Universidad Nacional (Pumas), y le impuso una fianza de 150,000 euros en concepto de responsabilidad civil para indemnizar a la víctima por daños físicos y morales en caso de que sea condenado.

El futbolista ingresó en prisión el pasado 20 de enero, tres semanas después de la supuesta violación en un baño de la discoteca Sutton, en un barrio acomodado de la capital catalana.

Las versiones de Alves

Durante la investigación, Alves cambió varias veces de versión e intentó salir en libertad, pero la jueza declinó sus peticiones y lo mantuvo en prisión provisional.

Al principio, cuando apareció la denuncia, el futbolista afirmó que no conocía a la joven, de 23 años, cuya identidad sigue en el anonimato.

Luego admitió que ambos habían coincidido en el baño de la discoteca, pero sostuvo que nada había pasado entre ellos.

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Después, cuando las pruebas biológicas confirmaron que la joven tenía restos de semen de Alves en la vagina, afirmó que la chica le había practicado una felación, pero de forma consentida. Al final, admitió una penetración vaginal.

Forenses certifican trastorno de la víctima

La versión de la denunciante, en cambio, siempre ha mantenido la misma correlación de los hechos y coincide con las huellas dactilares y otros indicios recabados.

En el auto, la jueza indicó que el informe de los forenses certifican que la víctima «cumple con los criterios de un trastorno de estrés postraumático» de «intensidad elevada» y que padece otros síntomas que pueden relacionarse con la denuncia.

Fuente: RT 

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