Varias bombas de fabricación casera han explotado hoy en la sede del edificio del Partido Comunista Chino de la ciudad de Taiyuan, rompiendo así la tranquilidad de la provincia minera de Shanxi en el centro del país, a poco más de una semana de un atentado en la Plaza Tiananmen, en Beijing.

Una persona murió y otras ocho resultaron heridas como consecuencia de las explosiones que tuvieron lugar a las 7,40 de la mañana (hora local) frente a la sede provincial del PCCh. Las primeras investigaciones indican que unas bombas situadas en los macizos de flores de la calle explotaron, para acto seguido tener lugar la explosión de una furgoneta.

“Al principio creía que eran fuegos artificiales, pero después con la explosión del coche y la nube de humo, y con toda la gente llorando y corriendo, ya me di cuenta de que tenía que tratarse de algún tipo de ataque”, dijo una testigo.

El Gobierno de Taiyuan informó de que uno de los heridos está en estado grave y que dos vehículos han quedado destrozados por la explosión. A su vez, la televisión oficial china CCTV dio más detalles y dijo que las bombas estaban ocultas en la calle de doce carriles y que el área estuvo cerrada al público durante casi tres horas.

Estas explosiones se producen tan sólo diez días después de la de un coche que tuvo lugar frente al cuadro de Mao en la Plaza de Tiananmen, en el corazón de Beijing y emblemática por las protestas estudiantiles de 1989, que fueron reprimidas por los tanques del Ejército.

La preocupación y el temor pueden comprobarse entre algunos de los ciudadanos chinos en las redes sociales, en un país donde la seguridad y el control son extremos y en el que los actos terroristas se cuentan con los dedos de la mano.

Si bien en el incidente de Tiananmen las autoridades chinas responsabilizaron directamente del acto terrorista a los miembros del Movimiento Islámico de Turkestán Oriental (ETIM), los autores del suceso de hoy aún no están confirmados. El grupo ETIM es un grupo radical uigur, una etnia de religión musulmana mayoritaria en la región autónoma de Xinjiang, en el noroeste del país, pero ahora no está claro si se trataría de los mismos autores.

La Policía ha abierto una investigación sobre el suceso, mientras el país se prepara para la apertura de una reunión clave de la cúpula comunista el sábado, donde se prevé el anuncio de importantes reformas económicas. En la rutinaria rueda de prensa del Ministerio de Asuntos Exteriores, el portavoz Hong Lei, explicó que el Ministerio de Seguridad Pública “investiga el caso” y “ofrecerá información a su debido momento”.

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