Isabel Roberts daba clases de francés en la capital mexicana cuando sufrió un secuestro exprés que le vació las tarjetas de madrugada, en el breve tiempo que dura un recorrido nocturno de cajero en cajero por el Distrito Federal. Humillada y con el pánico aún encima llegó a su casa, se lavó la cara y se acercó a la comisaría más próxima para hacer la denuncia, donde tuvo que declarar ante un desganado funcionario hasta que el día empezó a clarear. Pocos meses después terminó regresando a Francia sin saber nunca si su caso había salido tan siquiera de la montaña de expedientes que se acumulaban en aquel viejo escritorio.
 
Como una enfermedad silenciosa y masiva, el secuestro se extiende por México. Masiva porque en 2012 (gobierno de Felipe Calderón) se cometieron al menos 105.682 secuestros (unos 290 diarios) y silenciosa porque el 98% de los secuestros y el 82% de las desapariciones forzadas quedaron sin denunciar, según cifras oficiales del Instituto de Estadística (INEGI) conocidos el martes. Y otro dato más: el mayor número de estos delitos se producen en el Estado de México, el área que rodea la capital y que hasta 2011 estuvo gobernada por el actual presidente Enrique Peña Nieto. Hoy lo está por su pupilo aventajado, también del PRI, Eruviel Avila.
 
En los cinco primeros meses de 2013, se han registrado unas 640 denuncias de secuestro, ligeramente inferior a las cifras del año pasado.
 
El informe, que detalla por primera vez el número de secuestros, relata en cambio que se produjeron 4.007 desapariciones forzadas, lo que también se conoce como “levantones”, que consiste en llevarse a alguien por la fuerza para darle muerte o hacerlo desaparecer.
 
El Instituto de estadísticas también señala que en 2012 se produjeron 25.583 homicidios, un dato muy parecido al ofrecido por el Secretario de Gobernación y hombre fuerte de Peña Nieto, Miguel Angel Osorio Chong, apenas llegó al poder, en lo que fue la radiografía del país que encontró el actual gobierno tras la década sangrienta de Fox y Calderón.
 
Y en esa fotografía las encuestas ofrecen también un panorama desolador.
 
El 62% de los encuestados cree que es una pérdida de tiempo hacer una denuncia o desconfía de los funcionarios. Y es que 7 de cada 10 mexicanos consideran que el país es inseguro y para más de la mitad de la población, la inseguridad es su mayor preocupación, seguida del desempleo y la pobreza. La encuesta se realizó de enero a diciembre de 2012 en 95.810 viviendas, con preguntas sólo a ciudadanos mayores de 18 años.
 
Más grave aún fue conocer los datos del Consejo para la Ley y los Derechos Humanos, que señala que en el 75% de los casos de secuestros en México participan policías o militares, que cumplen funciones como filtrar información de las víctimas, ofrecer protección a los secuestradores o participar de forma activa. Toda esta inseguridad tiene un costo para la población que supone el 1,3 del PIB. En algunos estados, la percepción ciudadana de inseguridad es mayor, como en el Estado de México, donde 90% de los habitantes considera que la región no es segura.
 
Clarín.
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