El régimen sirio de Bashar Al Assad anunció ayer que está dispuesto a mostrar sus arsenales químicos a la comunidad internacional y adherirse a los convenios respectivos contra la proliferación de este tipo de armamento. De esta manera, formalizó públicamente la aceptación del plan propuesto por Rusia para frenar un posible ataque estadounidense.
 
“Estamos dispuestos a anunciar dónde se encuentran las armas químicas, cesar la producción de armas químicas y mostrar estas instalaciones a los representantes de Rusia, de otros países y de la ONU”, afirmó el ministro de Relaciones Exteriores sirio, Walid Mualem.
 
Pero yendo aún más allá, el régimen de Assad sostuvo que además está dispuesto a adherirse a los convenios internacionales que prohíben la producción y utilización de gases tóxicos, algo que la Casa Blanca le reclamaba hace años. “ Queremos unirnos a la Convención para la Prohibición de las Armas Químicas. Vamos a respetar nuestros compromisos en el marco de esta Convención, incluyendo la divulgación de información sobre estas armas”, declaró Mualem a la agencia rusa Interfax.
 
El tratado data de 1993, aunque entró en vigencia en abril de 1997. Fue firmado por 195 países, incluidos Estados Unidos y Rusia. Israel la firmó pero no lo ratificó. Damasco forma parte desde 1968 del Protocolo de Ginebra de 1925 sobre uso de armas químicas, pero hasta ahora nunca había evidenciado intenciones de firmar el Convenio.
 
Siria dio este paso bajo el paraguas de Moscú, quien diseñó un plan para presentarlo a las potencias occidentales. Consiste en la entrega de las armas químicas sirias a cambio de detener el programado ataque estadounidense. El presidente Barack Obama y sus colegas de Francia, François Hollande, y de Reino Unido, David Cameron, dialogaron sobre el tema y resolvieron examinar el plan ruso en el seno de la ONU.
 
Francia había presentado una dura propuesta de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU. Establecía que Siria debía poner sus armas químicas bajo control internacional y destruirlas, y que si no lo hacía iba a sufrir “graves consecuencias”. Además culpaba al régimen por el ataque con armas químicas en Damasco. Esto fue rechazado por Rusia, que la consideró “inadmisible” porque abría las puertas a una represalia bélica.
 
Moscú elaboró otra en la que también determina que las armas químicas sirias deben quedar en manos internacionales, pero no habla de un castigo directo. Los representantes de Putin habían pedido una reunión urgente del Consejo de Seguridad para ayer a la tarde con el fin de tratar este tema, pero luego la suspendieron en virtud de las negociaciones que se estaban llevando a cabo. Diplomáticos franceses, británicos, estadounidenses y rusos iniciaron conversaciones informales para tratar de lograr consenso.
 
La propuesta rusa de desarme surgió después de que el jefe de la diplomacia estadounidense, John Kerry, dijera en una entrevista que el ataque se podía evitar si Assad entregaba “todas sus armas químicas a la comunidad internacional”. Los rusos tomaron esto y elaboraron su propuesta. El canciller Serguei Lavrov reconoció que hubo otras manos en esta iniciativa. “No es totalmente rusa”, dijo. Algunos especulan que detrás también esta Irán, un socio fundamental de Siria en la región. China, por su lado, aprobó la iniciativa para evitar que creciera el conflicto.
 
Clarín.
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