El líder norcoreano, Kim Jong-un, parece no haber quedado satisfecho con la ejecución de su tío y número dos del régimen, Jang Song Thaek, en diciembre, tras acusarlo de alta traición. Ahora se supo que el joven dirigente mandó eliminar a todos los descendientes de Jang, en un intento por borrar a tres generaciones con origen en la antigua “eminencia gris” del país, “una escoria” que atentó contra el “espíritu revolucionario”. Lo informó ayer la prensa surcoreana, citando varias fuentes anónimas.
“Todos los familiares directos de Jang están muertos, incluso sus hijos”, aseguró la agencia Yonhap.
Jang Song Thaek, marido de una tía de Kim y considerado durante mucho tiempo uno de los cerebros en la sombra del régimen, fue ejecutado en diciembre, acusado de traición y complot contra su sobrino. Según se supo después, el hombre, de 67 años, habría sido arrojado a una jaula donde 120 perros de caza lo atacaron hasta matarlo y luego lo devoraron. El régimen, que mantiene su férreo hermetismo, no hizo comentarios.
Entre las nuevas víctimas estarían la hermana de Jang y su marido, el embajador norcoreano en Cuba, así como su sobrino, el embajador en Malasia. También los hijos de este último, menores de 20 años, habrían sido ejecutados.
“Las ejecuciones significan que no quiere que queden rastros de Jang”, y que las “limpiezas” en el país comunista continúan, citó Yonhap a un informante.
Los medios surcoreanos hablan de una amplia depuración, que un funcionario del gobierno de Seúl describió en forma anónima al diario Chosun Ilbo como “ una acción de inédito alcance”.
Si comenzó teniendo “como objetivo a Jang Song Thaek”, fue “llevada a cabo sobre una escala más vasta de lo que podíamos pensar, atacando por doquier, desde los parientes directos hasta los funcionarios de bajo rango” cercanos al tío y ex tutor. El diario habla de más fuentes concordantes.
No es fácil estimar los tiempos de la purga, pero es creíble que toda la operación se haya realizado tras la ejecución de Jang, el 12 de diciembre. El mismo “joven general” en su discurso de Año Nuevo a la nación había tenido palabras muy duras contra su tío, nunca nombrado explícitamente sino definido como “una escoria”, cuya caída había reforzado la unidad del país “cien veces”.
Clarín