Cuarenta y cinco horas de enfrentamientos en una cárcel al sur de Brasil dejaron un saldo de cinco prisioneros muertos, de los cuales dos fueron decapitados.

La cárcel de la ciudad de Cascavel en el estado de Paraná vivió dos días de jornadas violentas que pudieron ser controladas durante la madrugada de este martes con la entrada de la policía al penal, mientras el servicio médico legal comenzó la identificación de los cadáveres.

Los disturbios dejaron 25 heridos, de los cuales ocho se encuentran en esta grave. Además fueron liberados dos agentes penitenciarios que permanecían como rehenes, según informó Elson Faxina, vocero de la Secretaría de Justicia de Paraná.

El lunes por la tarde, policías y prisioneros firmaron un acuerdo para poner fin al motín, tras culminarse el traslado de la mayoría de los presos a otros penales.

A pesar de que las autoridades señalan que la población en la penitenciaría estaba por debajo de su capacidad, los amotinados se quejaron de las malas condiciones de infraestructura, higiene y alimentación en la prisión, así como la supuesta violencia de los guardias. Un total de 851 de los 1.040 presos fueron transferidos entre el domingo y el lunes.

Según el sindicato de agentes penitenciarios de Paraná, el recinto sólo tiene capacidad para 900 presos y apunta a la falta de inversión en el sistema de cárceles la razón por la cual no hay profesionales ni operacionales ni técnicos, tampoco mantenimiento de las unidades en este establecimiento.

En Brasil hay actualmente 548.000 presos y hacen falta 207.000 plazas suplementarias para evitar el hacinamiento, según la ONG de derechos humanos Conectas, que trabaja en el tema carcelario.

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