El sangrado comenzó a las 10 de la noche del sábado 22 de julio.

Paula* (chilena, 30 años) estaba en su casa. Creyó que era su menstruación pero al rato se asustó. Era demasiado el dolor y la sangre.

Decidió ir al hospital. Al llegar, los médicos le dijeron: “Tuviste una pérdida, un aborto espontáneo”.

Su sorpresa fue total. Nunca se esperó una noticia así.

Sus pastillas anticonceptivas le habían fallado y, una vez más, lamentó que ningún médico hubiera querido practicarle una esterilización quirúrgica, un anhelo que tenía desde los 18 años.

“Si me hubieran ligado las trompas, nada de esto hubiera ocurrido. No fue una experiencia grata y siento rabia porque llevo años buscando un profesional que me ayude a cumplir con mi deseo de no ser madre”, le dice a BBC Mundo en una entrevista realizada a solo días de haber tenido la pérdida.

Qué es y cuáles son sus requisitos

Paula representa a miles de mujeres en América Latina que no pueden acceder a la esterilización quirúrgica voluntaria, más conocida como “ligadura de trompas”.

Este procedimiento tiene una eficacia de más del 99% para prevenir el embarazo, lo que lo hace uno de los métodos disponibles más seguros.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), de hecho, lo sitúa dentro de los pocos anticonceptivos “muy eficaces”.

Además, no afecta los niveles hormonales del cuerpo (como sí lo hacen otros anticonceptivos), lo que para muchas mujeres es una ventaja considerable pues no tiene “efectos secundarios”.

¿Cómo funciona la ligadura de trompas?
  • La esterilización femenina evita que los óvulos viajen por las trompas de falopio, que conectan los ovarios con el útero.
  • Esto significa que los óvulos de una mujer no pueden encontrarse con los espermatozoides, por lo que no puede ocurrir la fertilización.
  • Hay distintas maneras de bloquear las trompas, ya sea aplicando clips, anillos de silicona o atando o cortando un pequeño trozo de la trompa de falopio.
  • Es una cirugía relativamente sencilla que suele ser ambulatoria. Se hace a través de la laparoscopia. Su principal diferencia con el resto de los métodos para prevenir el embarazo –como las píldoras, los dispositivos intrauterinos, el anillo vaginal, los parches o las ampollas inyectables- es que es permanente e irreversible.

Esto puede ser un importante beneficio para aquellas mujeres que decidieron no tener hijos porque nunca más tienen que preocuparse del tema: ni tomarse una pastilla diaria, ni cambiarse el dispositivo mes a mes, ni seguir gastando dinero en anticonceptivos.

Sin embargo, para muchos médicos es la principal razón que los lleva a abstenerse de practicarla.

Más aún si la mujer es joven y no ha tenido hijos.

Esto sucede incluso en países donde el acceso al procedimiento supuestamente está garantizado por ley.

Es el caso de Colombia, Argentina, Brasil, México o Chile, donde se considera un “derecho reproductivo”.

Con el fin de fomentar la maternidad y paternidad responsable, la mayoría de estos países plantea como requisito que la mujer sea mayor de edad, que realice la solicitud por escrito (firmando un consentimiento informado) y que antes del procedimiento sea expuesta a una consejería en salud sexual y reproductiva por parte del médico tratante.

Pero, según las mujeres y expertos consultados por BBC Mundo, en muchas ocasiones lo anterior se traduce en una serie de trabas que hacen muy difícil el acceso a la ligadura de trompas.

Es el caso de Paula, quien manifestó su deseo a esterilizarse en 3 ocasiones, obteniendo siempre una respuesta negativa en la consejería entregada por su médico.

“La primera vez que lo solicité fue a los 23 años, en el sistema público chileno. El médico me dijo que no, que era muy chica, que aún no salía de la universidad, que iba a cambiar de opinión”, comenta.

“La segunda vez tenía 25 años y la respuesta fue la misma: que no tenía la madurez suficiente para tomar una decisión así. Y la tercera vez, hace solo 3 años, me cerraron la puerta tajantemente diciéndome que, si quería una ligadura de trompas, la fuera a pedir al extranjero”.

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Su reciente embarazo, aunque fallido, la pone en alerta.

“Con los otros anticonceptivos siempre puedes fallar. Ese es el problema”, dice.

“Yo ya quiero olvidarme del tema. Y no puedo”, agrega.

Listas de espera

Uno de los mayores problemas con que se enfrentan las mujeres que quieren acceder de forma gratuita a este procedimiento son las largas listas de espera que hay en gran parte de las instituciones públicas de salud de América Latina.

Y es aún más compleja la situación para las mujeres que no tienen hijos.

“En el sistema público, las listas de espera son enormes y las mujeres sin hijos no son prioridad. Por eso, se les empuja a que se cuiden con otros métodos anticonceptivos”, comenta el gineco-obstetra Gabriel Zambrano, del Centro médico Itenü de Caracas, sobre la realidad en Venezuela que se repite en diversos países de la región.

Algunos datos:
  • Según la Organización de Naciones Unidas, la esterilización femenina es el método anticonceptivo más usado en el mundo.
  • De acuerdo con el último informe de planificación familiar, 219 millones de mujeres habían accedido a la esterilización femenina en 2020, lo que corresponde al 23% de las mujeres que usan anticonceptivos.
  • La esterilización masculina, en cambio, es mucho menor: fue practicada en 17 millones de hombres, lo que representa un 1,8%.
  • República Dominicana, El Salvador, México y Colombia son los países de la región donde la prevalencia de esterilizaciones femenina es más alta, según datos de la ONU.

Fuente: BBC Mundo 

 
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