DACA, Bangladesh (AP) — Un tribunal del este de Bangladesh condenó a muerte al director de una escuela islámica y a otras 15 personas por el asesinato de una mujer de 18 años a la que quemaron viva porque no se retractó de las acusaciones de acoso sexual contra el académico.

El juez Mamunur Rashid del Tribunal de Prevención de la Represión contra Mujeres y Niños declaró culpables al director Siraj Ud Doula y a los otros de matar a la mujer o de ordenar su muerte en abril.

La brutalidad del asesinato desató protestas en todo el país. Decenas de miles de personas acudieron a las oraciones del funeral de Nusrat Jahan Rafi en el poblado donde vivía, y la primera ministra Sheikh Hasina se comprometió a que se le haría justicia rápidamente a la familia.

Todos los acusados, incluyendo un miembro local del partido gobernante y algunos alumnos de la escuela, estuvieron presentes en el tribunal cuando se leyó el veredicto.

El director, que había sonreído cuando se le hizo ingresar a la sala, estalló en llanto tras anunciarse el fallo, reportaron medios locales. Los acusados comenzaron a gritar al ser trasladados de allí en una camioneta de la policía.

El abogado defensor Giasuddin Nannu indicó que los 16 apelarán.

Rafi dijo que fue llevada con engaños al techo de su escuela rural en el poblado de Feni y que cinco personas con burkas le ordenaron que retirara los cargos. Cuando se negó, le amarraron las manos, le arrojaron queroseno y le prendieron fuego.

La joven le contó eso a su hermano mientras era trasladada en ambulancia a un hospital y él la grabó con su teléfono. Falleció cuatro días después con quemaduras en el 80% del cuerpo.

El homicidio conmocionó a Bangladesh, desatando protestas y generando preocupación por los infortunios de las mujeres y las niñas en esta nación conservadora de mayoría musulmana con 160 millones de habitantes, donde con frecuencia el acoso y la violencia sexual no son denunciados, las víctimas son intimidadas y el proceso legal es largo. Muchos evitan acudir a la policía debido al estigma social que conlleva.

A menudo la policía no muestra disposición para investigar esos casos, y ha sido acusada de ser influida por políticos locales o sobornos, según grupos defensores de los derechos humanos.

Unos días antes de que le prendieran fuego a Rafi, presentó una queja ante la policía de que el director de su escuela la había llamado a su oficina y allí la tocó inadecuadamente repetidas veces. Su familia accedió a ayudarla a hacer la denuncia, ante la cual la policía arrestó al director, lo que lo hizo enfurecer, así como a sus simpatizantes. Políticos locales influyentes lo respaldaron.

La policía declaró ante el tribunal que los sospechosos les dijeron durante los interrogatorios que el director planeó y ordenó el ataque a Rafi desde la prisión cuando sus simpatizantes lo visitaron. Indicaron que se decidió hacerlo durante el día para que pareciera un intento de suicidio.

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