Con una ceremonia de apenas quince minutos, el emperador Akihito puso hoy punto final a los treinta años que ha estado al frente del trono de Japón, que abandona por su avanzada edad y achaques de salud, para dejarlo en manos de su hijo Naruhito.

«Desde que ascendí al trono, hace 30 años, he desempeñado mis funciones como emperador con un profundo sentido de confianza y respeto por el pueblo», afirmó Akihito, de 85 años, en su último mensaje como emperador.

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