En este día será recordado y repudiado en todo el mundo el asesinato de miles de civiles; en todos los países, o al menos en su mayoría, con la excepción de China. Hoy se cumplen 25 años de la masacre de Tiananmen, un capítulo negro de la historia contemporánea que, a lo largo del último cuarto de siglo, el régimen comunista chino se ha esmerado –con éxito– para eliminar de la memoria colectiva de sus habitantes.
El 4 de junio de 1989, después de casi tres meses de manifestaciones impulsadas por estudiantes, obreros e intelectuales en la plaza principal de Pekín, el gobierno de Den Xiaoping dio la brutal orden. Las imágenes de las protestas recorrían el globo, era hora de acallarlas. El Ejército debía desalojar Tiananmen sin importar cómo fuera.
Los tanques llegaron al lugar y aplastaron a los manifestantes sin piedad; los soldados abrieron fuego contra todo aquel que se cruzara en su camino. Hubo sangre, gritos y desolación. Los presentes reclamaban reformas políticas y una mayor transparencia gubernamental. El régimen les respondió con represión y muerte.