Santo Domingo:– El que fuera protagonista de “Gata Salvaje”. Celebra su medio siglo de vida alejado de las telenovelas. A las que puede que vuelva para la segunda temporada de “Pasión de Gavilanes”

Mario Cimarro saltó a la fama gracias a su papel en “Gata Salvaje” y después se consolidó como un fenómeno internacional con “Pasión de Gavilanes”, encandilando al público con su larga melena negra y su penetrante mirada.

Además, gracias a sus dotes interpretativas y a su carisma, Mario Cimarro brilló durante la primera década de los años 2000 como uno de los iconos latinos que, sin embargo, lleva años apartado de las cámaras.

Sin embargo, el actor desveló los verdaderos motivos de su ausencia y ahora, que cumple 50 años, son muchos los fans que desearían volver a verle vestir de galán de telenovela una vez más… Y puede que eso suceda ni más ni menos que con el regreso de los amados gavilanes.

Viajando por un sueño. De origen cubano, el corazón de Mario Cimarro, como diría la canción de Camila Cabello, comenzó a latir en La Habana, donde nació el 1 de junio de 1971.

Hijo de Antonio Luis Cimarro y María Caridad Paz, tiene además una hermana llamada María Antonia. Su infancia transcurrió en Gibara, la parte oriental de Cuba.

Ya desde muy joven demostró interés por el mundo de la interpretación: “creo que todas las experiencias que viví en mi infancia y especialmente en mi adolescencia, fueron dando forma a mi inquietud artística” dijo en una entrevista para TVO.

Tanto que, aunque estudió también Lengua y Literatura Española, decidió seguir su sueño. Y en 1994, cuando tenía 23 años, Mario emigró a México con todos sus ahorros para abrirse camino en la que sería la profesión de su vida: actor.

Allí compatibilizó la formación en arte dramático e interpretación con la búsqueda de alguna oportunidad en forma de papel, algo que no tardó en llegar de la mano de Televisa, una de las productoras mexicanas más importantes.

Antes de eso, había hecho un par de papeles en las obras de teatro “María Antonia” (1992) y “La importancia de llamarse Ernesto” (1997); y en televisión con “Acapulco, cuerpo y alma” (1995-1996) y “Sentimientos ajenos” (1996-1997).

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