Infobae:- Científicos de la Universidad de California en San Diego han desarrollado una aplicación para teléfonos inteligentes que puede detectar los primeros signos de la enfermedad de Alzheimer y otras afecciones neurológicas.

La aplicación utiliza la cámara con visión casi infrarroja del teléfono celular para rastrear los cambios en el tamaño de las pupilas de una persona a un nivel submilimétrico. Estas lecturas se pueden usar para evaluar la condición cognitiva de esa persona.

A medida que la tecnología evolucione, los ojos podrán ser cada vez más útiles como medio para diagnosticar todo tipo de enfermedades y afecciones ya que, al ser transparentes, requieren métodos de examen mucho menos invasivos que otras partes del cuerpo. Pero, incluso sin tecnología, es posible detectar una serie de problemas de salud simplemente mirando a los ojos. Estas son algunas de las señales de advertencia.

La pupila responde instantáneamente a la luz, volviéndose más pequeña en ambientes brillantes y más grande en condiciones con poca iluminación.

Las respuestas lentas o retrasadas en el tamaño de la pupila podrían indicar varias enfermedades que pueden incluir afecciones graves como la enfermedad de Alzheimer, así como los efectos de los medicamentos y la evidencia del uso de drogas.

Las pupilas dilatadas son comunes en quienes consumen drogas estimulantes, como la cocaína y las anfetaminas. Pupilas muy pequeñas se pueden ver en los usuarios de heroína.

Un cambio en el color de la esclerótica (el «blanco de los ojos») podría sugerir que algo no está bien.

Que haya un ojo rojo e inyectado en sangre podría estar provocado por el exceso de alcohol o el abuso de drogas. También podría haberse causado por una irritación o infección que, en la mayoría de los casos, pasa en cuestión de días. Si el cambio de color es persistente, podría indicar una infección más grave, una inflamación o una reacción a los lentes de contacto o sus soluciones. En casos extremos, un ojo rojo podría indicar glaucoma, una enfermedad que puede conducir a la ceguera. Cuando la esclerótica se vuelve amarilla, este suele ser un signo muy obvio de ictericia y de un hígado enfermo.

Las causas subyacentes de la ictericia varían ampliamente. Incluyen inflamación del hígado (hepatitis), enfermedades genéticas o autoinmunes y ciertos medicamentos, virus o tumores.

Una mancha roja como la sangre en la parte blanca del ojo (hemorragia subconjuntival) puede parecer aterradora y siempre es el resultado de un pequeño vaso sanguíneo localizado que se ha reventado.

La mayoría de las veces no hay una causa conocida y desaparece en unos días.

Sin embargo, también podría ser un indicio de presión arterial alta, diabetes y trastornos de la coagulación sanguínea que provocan un sangrado excesivo.

Los medicamentos anticoagulantes como la aspirina también podrían ser la causa y, si el problema es frecuente, podría sugerir que un médico revisela dosis.

Un anillo blanco o gris alrededor de la córnea a menudo se relaciona con colesterol alto y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.

También podría revelar alcoholismo y, a veces, se ve en los ojos de las personas mayores, por lo que el nombre médico que se le da es arcus senilis.

A veces, las características más alarmantes que pueden aparecer en los ojos son en realidad las más benignas y fáciles de tratar.

La pinguécula es un bulto graso amarillento que puede aparecer en el blanco del ojo. Es un pequeño depósito de grasa y proteína que puede remediarse fácilmente con gotas para los ojos o eliminarse mediante una simple operación. Un pterigión (pronunciado te-ri-gión) es un crecimiento rosado sobre la parte blanca del ojo. No supone un peligro para la vista hasta que comienza a crecer sobre la córnea (la parte coloreada del ojo).Afortunadamente, los pterigiones crecen muy lentamente y, al igual que con la pinguécula, se pueden quitar fácilmente. De hecho, deben eliminarse mucho antes de que llegune a la córnea.

Si se permite que siga creciendo, el pterigión puede formar una «película» opaca sobre la córnea que obstruirá la visión.

Se cree que uno de los principales factores causales tanto de la pinguécula como del pterigión es la exposición crónica a la luz ultravioleta del sol.

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