(Staff Writer).-   No te confundas: la película que se encuentra desde hoy en la cartelera estadounidense no es el ansiado ‘corte del director’ de “Cursed” (2005), la fallida producción de Wes Craven en la que el legendario cineasta fue obligado por Harvey Weinstein a eliminar secuencias y filmar nuevas tomas con el fin de cambiar la clasificación que había sido pactada. En realidad, lo único que tiene en común el nuevo estreno con el filme citado es su pertenencia al mismo género… y el hecho de tratar sobre hombres-lobo.

Pero lo más importante es que “The Cursed” es un título que pasará difícilmente desapercibido debido no solo a su interés en unas criaturas que aparecen poco en la pantalla grande pese a encontrarse entre las más aterradoras del universo ficción, sino también a sus propias virtudes fílmicas, porque se trata de una producción que, sin ser perfecta, goza de una fotografía estupenda, tiene unos efectos especiales completamente convincentes y rescata el ambiente clásico de esta clase de películas mientras agrega con efectividad detalles violentos que la ponen en contacto con las corrientes actuales del horror cinematográfico.

Estamos ante el quinto largometraje del director y guionista británico Sean Ellis, quien se ha hecho conocido por su talento para crear obras fílmicas de reconocido nivel que transitan además por géneros muy diversos, ya que, además de terror (“The Broken”), ha hecho comedia romántica (“Cashback”), intriga criminal (“Metro Manila”) y cine bélico (“Anthropoid”), recibiendo (casi) siempre el respaldo mayoritario de la crítica.

Desarrollada a fines del siglo XIX en la campiña francesa (sí, es un relato de época), “The Cursed” nos presenta a un cruel barón (Seamus Laurent, interpretado por Alistair Petrie) que, luego de perpetrar una feroz masacre contra un grupo local de gitanos (mostrada con una distancia casi poética), somete a su familia y a su pueblo a una merecida maldición que empieza a causar desapariciones y muertes. En estas circunstancias, un patólogo visitante lleno de buenas intenciones, John McBride (interpretado correctamente por Boyd Holbrook, quien es recordado por su papel estelar en “Narcos”), tratará de resolver el enigma.

En el plano narrativo, los trámites se extienden a veces demasiado; la implementación del estilo ‘slow-burn’ puede resultar agotadora para algunos espectadores; y la segunda parte se encuentra desprovista de giros realmente creativos (incluso cuando los monstruos terminan siendo más que simples licántropos).

Pero, por otro lado, el filme ostenta siempre una atmósfera sobrecogedora, cuenta con aires góticos fascinantes que remiten a lo mejor de la casa Hammer y despliega momentos de espanto definitivamente impactantes, lo que le otorga el derecho de convertirse desde ya en un pequeño clásico del miedo.

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