Cientos de devotos de San Miguel Arcángel celebran desde temprano en el parque y las calles que bordean la iglesia ubicada en la calle José Reyes, mientras otros participaron en la misa y dieron gracias por las promesas cumplidas.
El verde y el rojo es el color. La espada es el arma del santo.
Un santo que no fue sacado este día en procesión.
El irrespeto fue la razón para romper con la tradición de sacarlo todos los años por las calles de la ciudad colonial.
Y los feligreses asiduos a misas y organización de la iglesia también están de acuerdo con la medida.
Los antropólogos que asisten a la celebración no están de acuerdo con la decisión de la iglesia.
La fe de la gente se manifestó en una larga fila para entregar al santo sus promesas, y rezar delante de él, como lo hizo Yeremy, un joven venezolano el santo le cumplió.
Igual que él muchos se agolparon en todos los alrededores, unos fumaban tabaco, otros bebían a pico de botella, pero en definitiva fueron agradecer.
La fiesta de San Miguel es la más colorida y que reúne a los devotos católicos como no practicante de la fe en un mismo lugar.

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