Con una marcha y más tarde una misa popular oficiada por el sacerdote Rogelio Cruz, activistas comunitarios, sacerdotes, amas de casa y obreros del municipio Baitoa en Santiago, reclamaron la construcción de un acueducto múltiple para la localidad que hace 35 años padece de sed.
Son las voces representativas de una población que casi alcanza los 18 mil habitantes. Baitoa, ya municipio, está rodeado de embalses y represas pero no cuenta con un servicio digno de agua potable.
Las amas de casa agotan el menguado presupuesto comprando agua de botellones, en camiones o cargando la que algún vecino pueda ofrecer. La que sirve a algunas localidades la Corporación del Acueducto CORAASAN, llega en contadas ocasiones mensualmente.
La obra es una necesidad sentida de la montañosa localidad a donde, a juicio de Rogelio Cruz, no llega el favor del gobierno porque no hay tajada que algunos puedan llevarse.
Una misa popular en plena calle elevó plegarias para que el Todopoderoso intervenga.
Y a todo esto, le suman las enfermedades que durante años han afectado a sus pobladores, las condiciones insalubres en que se abastecen del líquido.
La fundación prepara mujeres líderes para que en sus campos aprendan a enfrentar la situación con el tratamiento del agua.