El vicepresidente de la República, Rafael Alburquerque, calificó de egoísta el pronunciamiento hecho por la dirigencia del Conep en torno a la carga que supone para el estado el mantener el programa Solidaridad, cuyo costo supera los 11 mil millones de pesos al año.
Enfatizó que no se trata de una carga, sino de una inversión que busca la promoción humana y no el clientelismo.
En similares términos se expresaron, los representantes del BID y el Banco Mundial, Manuel Labrado y Roby Senderowitsch, los cuales defendieron a capa y espada el programa, ratificando su confianza e interés de seguir invirtiendo en el mismo.