Se acorta el tiempo para someter el proyecto de ley que permita modificar la Carta Magna y así habilitar al presidente Danilo Medina, para optar por un nuevo mandato, debido a que la primera legislatura ordinaria del año le falta menos de un mes para culminar como establece la constitución.
El artículo 269 de la constitución dominicana establece que la Carta Magna podrá ser reformada si la proposición se presenta en el Congreso Nacional, con el apoyo de la tercera parte de los miembros de una u otra cámara o si es sometida por el Poder Ejecutivo. Además, con el o los puntos a cambiar.
Cualquiera de las dos cámaras que someta el proyecto de ley deberá ser incluida en la primera sesión de una de ellas como lo establece el artículo 105 de la constitución. En caso de que se haga este miércoles en el Senado llegaría a la cámara baja el próximo martes 2 de julio.
Una vez allí, los propulsores de la modificación se enfrentarían a los leonelistas y la oposición quienes rechazan rotundamente una adecuación de la madre de las leyes. Para ser incluida en el orden del día necesitaría la aprobación de las 2/3 partes.
Pero este no es el único inconveniente. El tiempo no se detiene, a pesar de que logren pasar el proyecto, hay que contar los días que debe pasar entre Senado y la Cámara de Diputados, otro percance es las horas de llegada al Ejecutivo y posterior promulgación de la ley. Luego de aprobado si no fue declarado de urgencia, el Poder Ejecutivo necesitaría 10 días para promulgar la ley de lo contrario serían 5 días.
Ya promulgada la ley y a partir de entonces, en los próximos 15 días se convocaría a la Asamblea Nacional Revisora que debe reunirse y deberá contar con 112 asambleístas, que es la mitad más uno de los 222 legisladores que componen el Congreso Nacional. Para aprobar la modificación de la constitución son necesarios 148 votos.
A todo ello hay que sumarle, los largos y agrios debates que se pudieran generar en las Cámaras a la hora de aprobar el proyecto de ley y las discusiones que produzcan a la hora de la reunión conjunta del Senado y la Cámara de Diputados, convertida en Asamblea Nacional.
Esas polémicas podrían ser usadas por leonelistas y otros opositores, como táctica para dilatar y alargar todo proceso, que iría en detrimento de la estrategia de los danilistas y propulsores de la reforma, porque les acortaría el tiempo. Una vez modificada, la constitución debe ser proclamada.
Todo esto debe ocurrir antes del 26 de julio que es cuando finaliza esta legislatura ordinaria, que es la primera del año. Al menos que convoquen una extraordinaria para esos fines. La segunda inicia el 16 de agosto.