Santo Domingo:- “Un verdadero dolor de cabeza”, así describen los residentes de Villas Agrícolas la situación que se vive en ese sector del Distrito Nacional cada vez que se inundan sus calles a causa de los aguaceros e incluso por una simple llovizna.
La señora Yolanda Vázquez comentó a periodistas de Listín Diario que a la mayoría de las casas y establecimientos comerciales de esa zona tienen que construirles una especie de pequeño muro de contención en su entrada para evitar que la cantidad de agua residual que se acumula en las vías se adentre a sus viviendas.
«Si no ponemos ese muro perdemos todo y ojalá eso fuera lo único malo, cuando se posa el agua tarda días en drenarse y deja un enorme lodazal», dijo la lugareña.
De su lado, su vecino, Guillermo Beltré, se sumó al reclamo, agregando que la situación también es una amenaza para la salud de los comunitarios ya que muchos de los enormes charcos «también están llenos de basura y esa agua lo que hace es llamar enfermedades».
Sobre cómo afectó a la zona el paso del huracán Fiona por el país la semana pasada, el ciudadano comentó que aunque afortunadamente, las lluvias no fueron tan fuertes como en otras provincias, el sistema cloacal colapsó y las calles permanecieron inundadas por varios días.
Asimismo, tuvieron que colocar blocks en las aceras y optar por salir descalzos para evitar ensuciarse a la hora de salir a sus trabajos o sus diligencias. «Imagínese usted, si hubiese llovido más, nos ahogamos», manifestó.
Añadió que durante la temporada ciclónica, los habitantes se mantienen en vilo ante la llegada de cualquier fenómeno por temor a que las aguas residuales se cuelen en sus viviendas y deterioren sus pertenencias.
A pesar de que en otras oportunidades, los residentes de Villas Agrícolas han denunciado la calamidad ante las autoridades municipales e incluso, ante la Corporación de Acueductos y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD), aseguran que las intervenciones y los esfuerzos por parte de estos no han sido suficientes.
Ellos vienen, hacen un par de hoyos, y luego se van, pero el problema sigue, uno está ya cansado de llamar y quejarse por lo mismo», indicó José Antonio Baldera, propietario de una cafetería en el sector.
Este comunitario expresó también que el problema del drenaje, especialmente en la calle 32 del sector, ralentiza el flujo de clientes de su negocio, además de que obstaculiza el paso de transeúntes y conductores.