A pesar de que el rio Ozama ha comenzado a subir ningunas de las familias que viven en su orilla ha salido de sus casas, temiendo a no encontrar sus pertenencias cuando regresen de los albergues.
En un recorrido por Las Lilas pudimos ver que el Ozama ha subido por encima de lo normal, y que esa situación no preocupa a quienes viven en su orilla.
Es que vivir en ese lugar convierte a sus moradores en vigilantes de lo poco que tienen, y salir les representa un doble dolor de cabeza, a pesar de que sus hijos estén en inminente peligro.
Esta tarde llovía de manera torrencial en el lugar y se pudo ver a los pequeños chapaleando en medio del agua y disfrutando como si se tratara de un cumpleaños. Mientras la gente justifica su permanencia allí.
Como una paradoja y en medio del aguacero este hombre reclamó la falta de agua potable para el barrio, según dijo tienen cinco días sin agua.
Se espera que según pasen las horas las lluvias se intensifiquen por las bandas nubosas que dejará el huracán María luego de su paso al Noreste del país.