Llegaron en ómnibus. Plantaron banderas y comenzaron a improvisar carpas para resistir al menos una semana en aquellos terrenos baldíos. Son unas 2.000 familias, militantes del Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST), que desde el sábado ocupan un área destinada a albergar un nuevo emprendimiento residencial de alto nivel. La zona elegida no es cualquiera: queda a menos de 30 cuadras del estadio Corinthians Itaquera donde se realizará la inauguración del Mundial de Fútbol el próximo 12 de junio.

El “campamento” fue bautizado por sus nuevos moradores como la “copa del pueblo” y queda en la zona este de la capital paulista que, hasta la construcción de la flamante arena, era región de favelas. Los ocupantes del MTST, que vienen de los barrios pobres cercanos, quieren que ese lugar de 150 mil metros cuadrados sea destinado a viviendas populares. Los dirigentes del Movimiento de los Sin Techo consideran que hay lugar para erigir casas para unas cinco mil familias.

Las nuevas oleadas de personas llegan hora a hora. Son los que resultaron expulsados de los barrios marginales que rodeaban el estadio. Allí crece la especulación inmobiliaria, que se desarrolló desde el día que se empezó a hablar del Itaquerao. Uno de los líderes de esa agrupación, el filósofo Guilherme Boulos, hizo varias advertencias sobre lo que puede ocurrir durante el Mundial si las demandas de esa flamante comunidad no fueran atendidas por las autoridades nacionales y provinciales. “Va estar feo en la Copa si no avanzan las negociaciones”. Y concluyó categórico: “Vamos para la lucha”.

Funcionarios del gobierno paulista sugirieron que, si salen de allí manifestaciones, no habrá más remedio que reprimir. Para el intendente de San Pablo, Fernando Haddad, la expropiación del terreno donde se asentó el campamento es “una posibilidad real”. Pero los dueños del lugar, la constructora Viver Emprendimientos, avisó que no tolerará “la invasión” y alertó que adoptarán todas las medidas del caso. Si la compañía va a la justicia para demandar la reintegración de la propiedad, podrá asistirse a un enfrentamiento entre los acampados y la policía, con las consecuencias que el caso podría acarrear para la inauguración de la Copa. El éxito de la estrategia seguida por los sin techo, para obligar a los gobiernos estatal y municipal a impulsar un programa habitacional, depende de un juego de presiones que no sólo se vincula al megaevento deportivo de Brasil sino también a la campaña electoral que tendrá inicio casi inmediatamente después del Mundial.

El intendente Haddad, del Partido de los Trabajadores, no ha logrado imponer su imagen como la de un buen gestor. Y las críticas hacia su administración pueden tener, ya que no vienen de la clase media sino de los sectores más populares, impacto entre los electores de San Pablo (el mayor distrito de Brasil) y por consiguiente en los resultados de la batalla de Dilma Rousseff para alzarse con su segunda presidencia en octubre próximo.

Fuente: Clarín

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