Los vecinos estaban conmocionados. "Esto es lo más emocionante que nos ocurre en las últimas décadas", sonríe Frank Burt, un habitante de la apacible Belmont, una localidad de 25.000 habitantes en las afueras de Boston, donde votó el candidato republicano Mitt Romney y su esposa Ann, entre una marea de custodios y periodistas.
Barack Obama ya había votado la semana pasada, de manera anticipada, en Chicago.
Romney votó esta mañana en el Beech Street Center, un centro comunitario de gente mayor de edad, que está muy cerca de la casa que hace un par de años compró con su esposa en este suburbio elegante, rodeado de árboles y muy cerca de Cambridge, donde está la universidad de Harvard. De allí, en un gesto completamente inusual en este país, Romney se fue a hacer campaña el mismo día de la votación, a Pennsylvania y Ohio, dos estados que necesita ganar sí o sí para soñar con la Casa Blanca.
El republicano vive en el barrio desde hace más de 20 años. Compró una mansión de 7 habitaciones en los 80, donde crió a sus 5 hijos. Cuando los chicos fueron creciendo, Romney compró otra casa un poco más pequeña en el barrio The Woodlands, que le costó casi un millón de dólares. El ex gobernador de Massachusetts, que fue obispo mormón en esta localidad, también tiene otras casas en otros Estados como New Hampshire y California, donde suele ir de vacaciones.
El barrio estaba revolucionado con la votación de Romney, que sucedió exactamente a la hora que había anunciado, poco antes de las 9 de la mañana, hora local. Los vecinos se habían juntado en la calle con pancartas y muñecos del candidato, aunque también había muchos simpatizantes de demócratas.
Robert Landell, chofer de camiones jubilado estaba allí, viendo a su vecino. ·"Es un hombre honorable", dice, "sabe cómo trabajar con la gente". Landell asegura que es independiente y que en las últimas elecciones votó por Barack Obama: "Es un buen tipo, pero no está preparado para el cargo", dice. Por eso esta vez se inclina por Romney. "Fue un excelente gobernador. Teníamos un déficit fiscal tremendo en el Estado cuando asumió y a los dos años ya teníamos superávit. Sabe lo que hace".
El ingeniero Frank Burt, en cambio, explica que votará por Obama, como muchos aquí en esta localidad que se define como "muy liberal". "No se le puede creer nada a Romney", dice. "Cuando estaba en las primarias decía una cosa y luego cambió. No sabemos dónde está parado". Efectivamente, el republicano tenía un discurso más duro en la interna, para seducir a los conservadores del partido, y luego, cuando ganó, moderó su mensaje para atraer electores del centro e independientes.
"Es un buen tipo", dice. "Yo tengo amigos que son mormones como él y dicen que es un buen tipo. Pero yo no le creo nada", señala Burt.
De traje azul y corbata celeste, Romney llegó en una caravana de inmensas camionetas negras y votó con su esposa, de tapado azul eléctrico en esta mañana soleada, de temperaturas bajo cero. Salteó la fila de votantes y en 5 minutos salió y se fue raudo a seguir haciendo campaña. Lo necesita para ganar. En tanto, los vecinos de Belmont tuvieron su día feliz. Salieron en las pantallas de la televisión de todo el mundo.