Ante el continuo agravamiento de la crisis en Ucrania, con serios riesgos de que los enfrentamientos deriven en una guerra civil, el Papa lanzó ayer un llamado “para que se desarrolle un diálogo constructivo entre las instituciones y la sociedad civil, evitando cualquier recurso a acciones violentas”.

Tras recitar el Angelus, frente a miles de fieles en la Plaza San Pedro, Francisco dijo: “En mis oraciones estoy cerca de quienes han perdido estos días la vida en Ucrania y de sus familias”.

El pontífice argentino auspició que “prevalezcan en el corazón de cada uno el espíritu de paz y la búsqueda del bien común”.

El jefe de los greco católicos de Ucrania, monseñor Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kyiv-Haly, encontró al presidente Viktor Yanukovich con otros dirigentes del Consejo de las Iglesias y organizaciones religiosas del país. El arzobispo Shevchuk señaló su profunda preocupación por el crecimiento de la violencia en las calles y plazas, que habían tenido un origen pacífico. “La Iglesia ha estado y estará siempre de la parte del pueblo”, dijo al presidente el líder de los greco católicos.

Monseñor Shevchuk lamentó ante el presidente Yanukovich las dificultades que han encontrado los sacerdotes católicos para llevar su asistencia espiritual a los manifestantes. Recordó que la presencia de los curas greco católicos “ha sido fundamental para aplacar los ánimos y buscar mantener el carácter pacífico de las protestas”.

Al salir del encuentro, ante las preguntas de los periodistas el arzobispo Schevchuk dijo que “serán los hechos” los que podrán demostrar las verdaderas intenciones de Yanukovich.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Canadá, monseñor Paul-André Durocher, en un mensaje al arzobispo greco católico, dijo: “Oramos para que en Ucrania sean garantizados todos los derechos y libertades, en particular el derecho a la vida y a la dignidad, la libertad de conciencia y religión, así como la libertad de expresión y la autonomía del gobierno”.

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