EFE:– Sosteniendo un cartel con la frase “no a la impunidad”, Flor Marina Rodríguez pedía a gritos desde una plaza del centro de Bogotá la “garantía de los derechos” de su hijo Edwin Enrique Blanquicet Rodríguez, uno de los 18 exmilitares detenidos en Haití como sospechosos del asesinato del presidente Jovenel Moïse.

Junto a ella una veintena de familiares protestaban el lunes pidiendo garantías judiciales, información sobre su condición de salud y comunicación formal con los detenidos y con el gobierno haitiano. “Son inocentes”, repetían al unísono.

El presidente colombiano Iván Duque ha dicho a la prensa que aunque considera que todos los exmilitares detenidos participaron en el ataque al presidente de Haití, la mayoría de ellos llegaron allí bajo engaño, sin saber del plan criminal.

“Me mandó una cartica donde me decía que estaba bien, que no me acomplejara, pero no creo que mi hijo esté bien. Todavía no le han puesto abogado”, dijo a The Associated Press Rodríguez, quien viajó durante más de 12 horas en carro para llegar a Bogotá.

Los familiares recuerdan que el único contacto que han tenido con los exmilitares se dio hace una semana en una carta enviada a través de una comisión humanitaria de la Defensoría del Pueblo, entidad estatal encargada de velar por los derechos humanos de los colombianos.

Andrés Gómez, hermano del exmilitar capturado John Jairo Ramírez Gómez, dijo a la AP que necesitan “pruebas contundentes” para saber si los colombianos están vivos y fuera de peligro. “Por favor no dejen a esos compatriotas que sirvieron a la patria tirados por allá en un hueco”, le pidió al gobierno colombiano minutos antes de entrar a una reunión privada con la Cancillería colombiana.

Los familiares enviaron una solicitud de medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que busca la garantía del debido proceso con la asignación de un abogado defensor y una celda de máxima seguridad para los exmilitares colombianos detenidos en Haití.

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