De verdugo victimario a víctima, de perseguidor a perseguido, es la gran paradoja que vive Eladio Aponte Aponte, hasta hace una semana magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, al encender el ventilador y salpicar, vinculando al presidente Hugo Chávez y a su Gobierno con el narcotráfico, la corrupción y la manipulación de la Justicia en Venezuela.
En una entrevista realizada por «SoiTV» de Miami y retransmitida por la cadena Globovisión de Caracas, el que fuera presidente de la Sala Penal del Supremo Tribunal y también fiscal militar reveló con todo lujo de detalles el sistema de corrupción implantado con nombres y apellidos; desde el presidente de la República y sus principales colaboradores, que controlan todos los poderes e instituciones del país.
Walid Makled
Hace una semana, la Asamblea Nacional destituyó de su cargo a Aponte por haber firmado un carnet al narcotraficante Walid Makled, actualmente preso y enjuiciado en Caracas. Temiendo por su vida el exmagistrado huyó a Costa Rica y de ahí a Estados Unidos. donde ahora es testigo protegido por la DEA.
Aponte no vacila en tirar de la manta antes de caer en las garras de la Justicia y pagar su propia culpa por haber firmado sentencias injustas, que él mismo reconoce, cumpliendo las órdenes de Chávez. «He recibido llamadas desde el presidente de la República para abajo para manipular la Justicia».
Caso Magino
Aponte asegura que nunca ha favorecido al narcotráfico. Recuerda una sola vez que tuvo que mediar en el caso del «comandante Magino -quien habría sido edecán de la madre del presidente Chávez-, detenido en Carora con un cargamento de cocaína procedente de Colombia, que fue guardado en un fuerte del Ejército».
Los altos cargos que lo llamaron para presionarle en el caso de Magino y favorecer la investigación fueron el presidente Chávez; el exministro de la Defensa Raúl Baduel; el actual ministro de Defensa, Henry Rangel Silva; el director de la DIM (División de Inteligencia Militar), Hugo Carvajal, y el almirante Aguirre, del Estado Mayor Presidencial.
El exmagistrado acusa al general Clíver Alcalá Cordones, comandante de la Cuarta División Blindada, como el «zar» de la droga junto al general Néstor Reverol, jefe de la Oficina Nacional Antidrogas.
«A mí me pedían los favores y yo los ejecutaba. Y ay del juez que se negara porque era retirado del cargo», señala Aponte, al admitir que es «un traidor» y que pagará su responsabilidad.
Fuente ABC.es