El papa Francisco se confesó hoy de rodillas en la Basílica de San Pedro durante el Rito de Reconciliación que se ofreció en el Vaticano, previo al cuarto domingo de Cuaresma. Luego recibió al polémico obispo alemán que gastó más de 30 millones de euros para reformar su sede episcopal.

El Papa descendió del altar de la Basílica y, tras quitarse la capa pluvial morada, símbolo de preparación cuaresmal, acudió a uno de los confesionarios, ante el que se arrodilló. El gesto del pontífice se produjo antes de proceder a escuchar a algunos fieles en confesión.

Luego, Francisco dialogó con Franz-Peter Tebartz, obispo de Limburgo, a quien el Papa había expulsado de esa diócesis por sus gastos en la reforma de su sede episcopal, lo que había generado un sin fin de críticas y cuestionamientos.

El encuentro fue considerado como un gesto de benevolencia del Papa hacia el religioso, quien será designado en otro cargo.

Tebartz se había convertido en su país en el símbolo de una iglesia rica, derrochadora y amante del lujo. Todo lo contrario de lo que pregona Francisco, que defiende una iglesia pobre para los pobres.

(Agencias)

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