El papa Francisco hará historia este jueves al ser el primer pontífice en estar en una reunión en el Congreso con un discurso en el que se espera desafíe a los legisladores en algunos de los temas más polémicos de la política estadounidense.
Así mismo, en otro gesto diseñado para incomodar a los políticos, Francisco no disfrutará una comida lujosa con los congresistas en el Capitolio. En cambio, irá directamente a un almuerzo con gente sin hogar que son atendidos por caridades católicas.
En su tercer día de su visita a Estados Unidos, el pontífice, el primer papa jesuita, espera meterse más en política en comparación con lo que lo hizo en el césped de la Casa Blanca el pasado martes. Allí hablará de cambio climático, inmigración, el respeto por las libertades religiosas y la apertura del presidente Obama a Cuba.
Es posible que muchos de sus puntos de vista se enfrenten con las arraigadas posiciones del Capitolio, donde los republicanos controlan tanto la Cámara como el Senado. Pero también podría poner en aprietos a los demócratas si llega a tocar temas como el aborto y si hace un llamado al proteger el matrimonio tradicional.
El papa argentino se presentó a él mismo el miércoles en la Casa Blanca como “el hijo de una familia de inmigrantes”, dejando clara su conexión personal con un tema que ha abierto debates amargos en la carrera presidencial de 2016 y dentro del partido republicano.
Francisco dará su discurso en la cámara de representantes, con el portavoz John Boehner y el vicepresidente Joe Biden —ambos católicos— sentados detrás de él. Se espera que el papa salude a las multitudes en una aparición en el balcón del portavoz.
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