Son más de cuatro millones los refugiados sirios que huyen de una devastadora guerra civil hacia países vecinos, lo que confirma que el mundo se enfrenta a la mayor crisis de refugiados del último cuarto de siglo.

Turquía encabeza la lista de países que más sirios acoge, con 1,8 millones. Asimismo los vecinos Líbano, Irak, Jordania, Egipto y otros países del norte de África se reparten el resto de los 4.013.000 de sirios que han cruzado la frontera, según ha documentado el Alto Comisidionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en su último informe.

A ellos, se suman los más de 7,6 millones que se encuentran atrapados dentro del país, que vive una guerra civil con polifacéticos frentes y que encamina su quinto años de intensos combates. Algunas personas se han desplazado múltiples veces en busca de un apunte de estabilidad o seguridad. «Son personas que tenían una vida normal, la cual se ha roto y ahora se limitan a malvivir», relata a ELMUNDO.es María Jesús Vega, responsable de prensa de ACNUR en España.

Antonio Guterres, Alto Comisionado de la agencia de la ONU, ha alertado de que, a este ritmo, el número puede aumentar todavía más y a finales de año «podría rondar los 4,27 millones». Durante el mes de junio, con la intensificación de los enfrentamientos entre milicianos de Estado Islámico y combatientes kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) en el paso fronterizo de Tel Abyadllegaron a Turquía más de 24.000 sirios.

En este contexto, donde la ayuda internacional es de vital importancia, tan sólo se ha recibido el 24% de los 5.500 millones de dólares que ACNUR estimó necesarios a comienzos de 2015 para hacer frente a esta gran crisis. Si la ayuda sigue llegando a cuentagotas, países como Turquía y Líbano pueden quedar desbordados y estallar la inestabilidad, advierte el documento. «Uno de cada cuatro habitantes en Líbano es refugiado», recuerda Vega que advierte de que ambos países están «absolutamente colapsados».

Además la vida de los refugiados es cada vez más dura. En loscampos de refugiados de Jordania, el 86% de los sirios viven por debajo del umbral de la pobreza. Esta situación no sólo limita el acceso a necesidades básicas como el agua o los medicamentos, sino que alimenta la posibilidad de disputas entre los propios refugiados y de prácticas como la mendicidad o los matrimonios entre menores.

Para evitar una crisis en la que los refugiados sirios se conviertan en eternos refugiados, como ya ocurrió con los palestinos, Vega denuncia que Siria ya ha vivido demasiado sufrimiento y derramamiento de sangre, por lo que pide a «los gobiernos y a toda la Comunidad Internacional que dejen de lado sus diferencias e intereses de todo tipo» para evitar que otra generación quede a la deriva.

CORTESÍA DE ELMUNDO.ES

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