Un estudiante y un trabajador murieron a balazos en medio de los desórdenes en Venezuela, lo que aumentó a 31 el número de víctimas mortales tras cinco semanas seguidas de protestas contra el gobierno, dijeron las autoridades. El estudiante perdió la vida en la región suroccidental de Táchira, donde comenzó el movimiento universitario de protestas, y un trabajador municipal murió cuando aparentemente limpiaba una barricada opositora en Caracas.
Las protestas han continuado pese a la militarización de las calles en las zonas de mayor conflictividad. Es verdad que las barricadas han bajado de intensidad, pero las manifestaciones han cambiado de método, siendo más creativas, artísticas y sociales. Por ejemplo ha nacido el grupo de las “Madres de la Plaza Altamira”, la mayoría de la tercera edad, que enfrentan con flores a los uniformados, y también los músicos callejeros.
Al saldo de 31 muertes por las protestas se han sumado dos nuevos baleados por motociclistas: Anthony Rojas, un estudiante de 18 años de Ingeniería mecánica de la Universidad Nacional Experimental del Táchira en San Cristóbal, y Francisco Madrid, un trabajador de limpieza en la urbanización Montalbán en Caracas. El alcalde de Caracas y dirigente oficialista, Jorge Rodríguez, señaló en su cuenta de Twitter que el trabajador Madrid fue asesinado por “terroristas” cuando despejaba una vía obstaculizada por una barricada.
Paralelamente, el presidente Nicolás Maduro alertó sobre una “crisis económica y social” en la región si fuese derrocado. Lo sorprendente de su declaración es la seguridad con que lo dijo ayer en su programa radial semanal “En contacto con Maduro”, donde afirmó que ha salido “fortalecido” después de 36 días de protestas.
Advirtió que si la “revolución bolivariana” fuera derrocada “Estados Unidos debe saber que vendría un período de desestabilización, de crisis económica y social, de violencia en todo el continente ”.
El mandatario venezolano añadió que “tendría que prepararse Estados Unidos para que lleguen allá desde el Caribe, irían los pobres a tocar las puertas, a buscar una oportunidad para su vida”. Señaló que EE.UU. sería el más perjudicado en caso de aplicar sanciones a Venezuela y si decide no comprar más su petróleo venezolano. “Este se venderá en otro lado”, dijo.
“El más perjudicado en una escalada de sanciones va a ser EE.UU., su sociedad, sus empresarios, su pueblo, es el más perjudicado, ojalá no nos metan por ese camino para demostrar lo que no queremos demostrar, que serían ellos los más perjudicados. Es una estupidez de la ultraderecha, del lobby de la ultraderecha del Senado de Estados Unidos pensar en leyes contra Venezuela; nos resbalan sus sanciones”, enfatizó.
Aseguró que el golpe de Estado que supuestamente estaba detrás de las protestas ya fue derrotado, pero reconoció que aún continúan los focos de violencia. “Esta arremetida brutal lo que ha hecho es fortalecernos. Si la oposición hubiera aceptado venir a dialogar, a hablar, nos hubiéramos ahorrado todo esto. No tendríamos ni un herido, ni un enfermo producto de la humareda por la basura quemada que ha habido”.
“La contrarrevolución venezolana ha levantado un proyecto de extrema derecha neofascista y todo lo que han hecho estas cinco semanas es desnudar cuáles son sus intenciones, su desprecio a la vida, a sus propios partidarios. Estos grupos han sido neutralizados. Pensaban que podían tomar el poder por la fuerza, hacerle daño a la sociedad democrática”, subrayó.
También atacó al gobernador Henrique Capriles comparándolo con Chucky, el muñeco diabólico de la película, por negarse a aceptar la invitación al diálogo. “He insistido en llamarlo y sigo haciéndolo. Cinco veces lo he llamado, pero me tiene miedo, le tiene miedo a la cara del pueblo”, dijo.
Fuente: Clarín