Alan Gross, contratista del gobierno estadounidense preso en Cuba desde hace cinco años, fue liberado.
Gross, de 65 años, fue arrestado en diciembre de 2009 cuando trabajaba en un programa financiado por Usaid, la Agencia de Desarrollo Internacional de Estados Unidos.
Gross participaba en un proyecto para instalar acceso a internet en comunidades locales con equipos satélite considerados ilegales en Cuba.
Las autoridades cubanas aseguraron que sus actividades formaban parte de un intento encubierto de promover un cambio de régimen en la isla.
En 2011, Gross fue condenado a 15 años de cárcel por cometer «actos contra la integridad del Estado».
Un funcionario del gobierno estadounidense afirmó a la agencia AP que Gross ya ha salido de Cuba en un avión del gobierno de Estados Unidos.
Relaciones bilaterales
La liberación de Gross, en un precario estado de salud, se ha percibido como un paso clave para las relaciones bilaterales entre ambos países.
Según su familia y su abogado, Gross había prometido no pasar su próximo cumpleaños en la prisión, en mayo, y amenazado con quitarse la vida.
El 3 de diciembre, el día que se cumplía el quinto aniversario de su encarcelamiento, la esposa de Gross, Judy Gross, mostró su enojo en una página web creada para pedir la liberación del contratista.
«Ya basta. Mi marido ha pagado un precio terrible por servir a su país y a su comunidad», escribió. «Alan está decidido a no pasar un año más encarcelado en Cuba, y me temo que estamos llegando al final».
«Es el momento de que el presidente (Barack) Obama traiga a Alan a casa, a Estados Unidos; o será demasiado tarde», afirmó su esposa.
Obama afirmó en una entrevista con la cadena estadounidense Fusion la semana pasada que Estados Unidos ha «estado en conversaciones sobre cómo podemos traer a casa a Alan Gross durante algún tiempo».
Cuba había ofrecido en varias ocasiones intercambiar a Gross por los tres agentes de inteligencia cubanos presos en Estados Unidos bajo cargos de espionaje.
Washington se negó siempre a esta posibilidad, alegando que los casos eran diferentes.
BBC Mundo