Nottingham no es la primera ciudad del Reino Unido que se encuentra en apuros económicos en los últimos meses. En septiembre, Birmingham, la segunda urbe más grande del país, se declaró en quiebra debido a problemas financieros agravados por una factura de 760 millones de libras por igualdad salarial, además de una implantación fallida de tecnologías de la información que costó 100 millones de libras.
El Ayuntamiento de la ciudad inglesa de Nottingham se ha declarado en bancarrota debido a un «importante desfase» presupuestario, por lo que no podrá equilibrar las cuentas para el ejercicio financiero 2023-24.
Las autoridades locales indicaron que su director financiero había determinado que «no es capaz de elaborar un presupuesto equilibrado para este año». Como resultado de la notificación, todo nuevo gasto, con la excepción de la financiación para grupos vulnerables y para servicios estatutarios, como la asistencia social y la recogida de residuos, debe detenerse inmediatamente.
Según recoge el diario The Guardian, la situación de Nottingham no es sorpresiva. El año pasado, solo pudo cumplir su obligación legal de equilibrar sus cuentas recurriendo en gran medida a las reservas para cubrir el déficit presupuestario. Este año, se enfrenta a un gasto presupuestario superior a 23 millones de libras (29,1 millones de dólares).
Según el Ayuntamiento,
el reciente aumento de la demanda de asistencia social para niños y adultos, el incremento del número de personas sin hogar y la inflación persistentemente alta están ejerciendo una presión adicional sobre el presupuesto. «Se trata de un problema nacional, en el que las administraciones locales carecen de recursos», dijo a la BBC David Mellen, líder del Concejo Municipal.
Nottingham no es la primera ciudad del Reino Unido que se encuentra en apuros económicos en los últimos meses. En septiembre, Birmingham, la segunda urbe más grande del país, se declaró en quiebra debido a problemas financieros agravados por una factura de 760 millones de libras por igualdad salarial, además de una implantación fallida de tecnologías de la información que costó 100 millones de libras.