Por Elena LLORENTE (AFP)
CIUDAD DEL VATICANO —
El papa Francisco y el presidente Evo Morales abordaron en un clima cordial las diferencias entre la Iglesia y el Estado boliviano y hablaron de la paz en Siria en una audiencia privada celebrada este viernes en e Vaticano, que concluyó con un cálido abrazo.
El encuentro entre el primer papa latinoamericano y el primer mandatario indígena de Bolivia, de poco más de media hora, se desarrolló en una "clima de cordialidad", informó la oficina de prensa vaticana.
Los temas abarcaron la "situación socioeconómica y religiosa" de Bolivia, en particular "la lucha contra la desigualdades sociales y la pobreza", así como las relaciones entre la Iglesia y el gobierno del mandatario izquierdista.
Y en el diálogo se hizo hincapié en la "importancia de buenas relaciones" sobre temas "de común interés y al servicio de toda la nación".
La oficina vaticana destacó en particular "la decisiva contribución de la Iglesia católica en Bolivia en el ámbito de la educación, de la salud, del apoyo a las familias y de la asistencia a niños y ancianos".
Apenas se vieron en la sala del Tronetto, en el segundo piso del Palacio Apostólico junto a la Biblioteca donde se realizó el encuentro, Francisco y Morales se estrecharon las manos y el mandatario boliviano le dijo: "Para mí usted es el hermano Francisco", en alusión a San Francisco de Asís, el santo de los pobres.
El papa argentino y Morales hablaron también de la situación internacional, especialmente de la "promoción de la paz en Siria y Medio Oriente", agregó el comunicado, sin dar otros detalles.
Morales, al igual que su par venezolano Nicolás Maduro, han dado su expreso apoyo a la jornada mundial de ayuno y plegaria por la paz en Siria a la que Francisco ha convocado para el sábado.
Esa iniciativa se da en un marco de fuertes tensiones por las amenazas de una acción militar liderada por Estados Unidos y Francia contra el régimen sirio, al que acusan de haber usado armas químicas que mataron a cientos de civiles en una zona controlada por los rebeldes.
El mandatario latinoamericano estuvo acompañado por su canciller boliviano, David Choquehuanca, el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, y el embajador ante la Santa Sede, Carlos de la Riva.
El papa le regaló al presidente una medalla de su pontificado y el libro sobre la reunión de obispos latinoamericanos en Aparecida (Brasil), que suele regalar a los mandatarios de la región. Y se le vio indicando a Morales algunos capítulos.
Por su parte el pontífice recibió un gran libro azul de fotografías titulado: "Memoria gráfica de la reintegración marítima boliviana", en alusión al reclamo de una salida al mar por la que Bolivia viene pugnando desde hace años con Chile en foros internacionales y que recientemente llevó a la corte internacional de La Haya.
El embajador De la Riva dijo a la AFP que en su país había muchas expectativa por este encuentro.
"El presidente ha hecho declaraciones de acercamiento al papa Francisco", comentó, y recordó una frase de Morales: "Yo me siento más cristiano y más próximo a la Iglesia gracias al contenido del mensaje de este papa".
El embajador no había descartado que en el encuentro se hablara de la Teología de la Liberación, hacia la cual el nuevo pontífice esbozó una nueva actitud después de décadas de ostracismo.
Después de la audiencia, Morales se reunió con el secretario de Estado vaticano, cardenal Tarcisio Bertone, y con el equivalente en el Vaticano del ministro de relaciones exteriores, el arzobispo Dominique Mamberti.
Se trata del segundo encuentro de Francisco con el mandatario boliviano, pero el primero en el Vaticano. El anterior se dio tras la Jornada Mundial de la Juventud, en el mes de julio en Brasil, cuando Francisco recibió a varios presidentes latinoamericanos.
Morales, que partió por la tarde de regreso a Bolivia, realizó esta semana una una gira europea que lo llevó a España, Bielorrusia, Italia y el Vaticano.
El jueves por la mañana hizo una visita de cortesía al presidente de Italia, Giorgio Napolitano, en el palacio del Quirinal de Roma y por la tarde viajó unos 500Km hasta la ciudad de Bérgamo (norte), donde vive la comunidad de bolivianos más numerosa de la península y donde jugó un partido de fútbol con sus connacionales.