Una pelea de bandas en la prisión de Altamira, estado de Pará, en el norte de Brasil, deja al menos 57 muertos este lunes por la mañana. Según la Superintendencia del Sistema Penitenciario de Pará(Susipe), 16 personas fueron decapitadas durante el incidente, y otros murieron asfixiados dado que parte de la prisión fueincendiada. Además, dos guardias de prisión fueron tomados como rehenes y luego liberados.

“Es un choque entre miembros de facciones rivales, dos guardias fueron tomados como rehenes, pero ya fueron liberados”, agregó un portavoz del sistema penitenciario de Para (Susipe). El motín, que comenzó alrededor de las 07:00 (10:00 GMT), terminó a última hora de la mañana, dijo.

Una pelea de bandas en la prisión de Altamira, estado de Pará, en el norte de Brasil, deja al menos 57 muertos este lunes por la mañana. Según la Superintendencia del Sistema Penitenciario de Pará(Susipe), 16 personas fueron decapitadas durante el incidente, y otros murieron asfixiados dado que parte de la prisión fueincendiada. Además, dos guardias de prisión fueron tomados como rehenes y luego liberados.

“Es un choque entre miembros de facciones rivales, dos guardias fueron tomados como rehenes, pero ya fueron liberados”, agregó un portavoz del sistema penitenciario de Para (Susipe). El motín, que comenzó alrededor de las 07:00 (10:00 GMT), terminó a última hora de la mañana, dijo.

 

 

Al parecer, los presos de uno de los bloques, pertenecientes a una facción criminal han irrumpido en el anexo de la prisión donde se encontraban bajo custodia los miembros de otro banda rival.

Un masacre con antecedentes

Esta no es la primera masacre que las autoridades atribuyen a los enfrentamientos entre facciones rivales de narcotraficantes, para quienes el norte de Brasil es un área estratégica para el transporte de cocaína desde países productores vecinos como Colombia, Venezuela o Bolivia.

A fines de mayo de este año, 55 detenidos ya habían sido asesinados en dos días durante los enfrentamientos en varias cárceles en el estado norteño de Amazonia. A principios de 2017, disturbios sangrientos causaron la muerte de cien detenidos en un mes, la mayoría de ellos asesinados salvajemente, muchos de ellos decapitados, a veces incluso eviscerados.

Con cerca de 727.000 detenidos enumerados en 2016, Brasil tiene la tercera mayor población carcelaria del mundo, a menudo sacudida por tragedias. En este país, de casi 210 millones de habitantes, y que además es uno de los más violentos del mundo, la capacidad de las cárceles es el doble de pequeña, con aproximadamente 368,000 lugares.

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