New York.-El anuncio de Vladimir Guerrero de su retiro oficial del béisbol no sonó mucho más allá de   República Dominicana. Pero fue apropiado que Vlad lo hiciera de esa manera: sin mucha bulla.
 
Al toletero quisqueyano nunca le agradó mucho la atención, prefiriendo hablar poco después de los partidos, aun cuando había hecho algo espectacular, lo que sucedía con bastante frecuencia.
 
Guerrero, quien se pasó seis años con los Angelinos después de ocho con los Expos de Montreal, fue uno de más grandes de su generación. Habrá debate sobre sus argumentos para el Salón de la Fama.
 
Este hombre pertenece a Cooperstown.
 
Guerrero fue un pelotero de primera categoría y de las cinco herramientas. En los últimos años de su carrera, fue desconcertante para él la forma en que una de esas herramientas se le fue: la velocidad.
 
Seguramente no fue de mucha ayuda jugar ocho temporadas en la durísima grama artificial del estadio Olímpico de Montreal.  
 
Con sus rodillas bien debilitadas, el dominicano tuvo suficiente para tener una última gran temporada en el 2010, cuando bateó .300 con 29 jonrones y 115 empujadas por los Rangers. Vladimir siempre fue bien popular entre sus compañeros, desde Montreal hasta Baltimore, donde jugó por última vez en Grandes Ligas en  2011. 
 
Su humildad natural, tratándose de una superestrella, fue algo para el recuerdo.
 
Una gran estrella
 
En 10 ocasiones, terminó dentro de los primeros 15 en las votaciones para el premio a Jugador Más Valioso. Fue el JMV de la Americana en  2004 y terminó tercero tanto en   2005 y  2007. 
 
Los números de por vida de Guerrero -promedio de .318, slugging de .533, OPS (porcentaje de embasarse más slugging) de .931, 449 jonrones, 1,496 empujadas, 1,328 anotadas, 181 bases robadas- sólo cuentan una parte de la historia. Guerrero jugó cada entrada con pasión.
 
Fuente: Agencias. 
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